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Hoy no hay evidencia científica de que las vacunas pierdan su efecto a los pocos meses: López-Gatell

Metapolítica

Morelia, Michoacán.- “Hoy no existe evidencia científica publicada, robusta, consistente, que demuestre que ninguna de las vacunas contra COVID-19 pierde su capacidad protectora contra la muerte, hospitalización o enfermedad grave”, afirmó el ​​​​​​Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell.

El especialista dijo que hay casos en que algunas farmacéuticas han contribuido a elaborar investigaciones sobre la concentración de anticuerpos en la sangre, “sí se conoce que las infecciones naturales y también las vacunas, tienen como propósito que el cuerpo reaccione ante las sustancias que se ponen en las vacunas que son distintas modalidades que simulan la infección natural y que estimulan al sistema de defensa y un indicador para demostrar que produjeron su efecto es la concentración de anticuerpos en sangre”.

Precisó que tanto paras las vacunas como para las infecciones naturales, ciertas semanas o meses después de la reacción original, el sistema inmune pasa a un estado de reposo, “pero guarda memoria inmunológica”.

“Se fabricaron una serie de células de memoria, y están listas para responder ante el reto de un agente infeccioso, por lo tanto, la medida de anticuerpos en sangre no necesariamente es una representación de toda la capacidad que tiene el sistema de defensas”, aseguró.

López-Gatell dijo después de varios meses, los anticuerpos reducen con respecto a la cantidad máxima que se logró a las pocas semanas de la vacuna, “pero no es una demostración de que han perdido su efecto”.

CanSino reveló hace unas semanas que su vacuna pierde efecto a los seis meses de su primera aplicación, por lo que sugirió realizar un refuerzo, basándose precisamente a la baja cantidad de anticuerpos en la sangre.

El especialista dijo que mediante el Grupo Asesor Estratégico de Inmunizaciones de la Organización Mundial de la Salud, las distintas comunidades científicas y gobiernos presentan evidencia sobre la capacidad protectora de las vacunas en los desenlaces importantes, como riesgo de muerte, de hospitalización y enfermedad grave.

“Si esa evidencia fuera consistente, clara, podría hacer pensar que se requiere una segunda dosis de refuerzo (como la vacuna CanSino y Janssen), tercera para los esquemas de dos dosis, pero has este momento no hay ninguna evidencia compilada que convenza de que se necesita esto”, aclaró.

Más bien, dijo, lo que hay “es una gran cantidad de información que viene de las secciones de mercadotecnia de las casas farmacéuticas o de sus propios gerentes generales que declaran que sugieren que se requiere eso (un refuerzo) como si fuera algo demostrado científicamente, entonces causan una reacción en las personas”.

Vacunar a menores de edad

Sobre la posibilidad de vacunar a menores de edad, dijo, se ampara en dos propósitos.

“1) Si fuera una población que tiene un riesgo alto de desenlaces desafortunados (mortalidad, enfermedad grave), podría ser que se necesitara protegerlos con unas vacunas”, dijo, y recalcó que sector población de menores de edad “no tiene riesgos altos de complicarse, se puede contagiar, pero es de una magnitud sumamente limitado”.

“Menos del 1.6% de las personas que hoy están hospitalizadas por COVID-19 en México son menores de 18 años”, dijo.

“2) Es la idea de que se eviten contagios a partir de adolescentes y niños, pero las vacunas, todas, no han demostrado tener una capacidad sustantiva para reducir el riesgo de contagio, es decir, la persona vacunada puede seguir contagiando”, reveló.

Expuesto lo anterior, dijo que no tiene sentido que se opongan al regreso a clases pretextando que los niños no han sido vacunados y que sólo así se podrían retomar clases presenciales. “Las vacunas no reducen la posibilidad de transmisión”, recalcó.




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