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¿La Reelección y la Justicia? | Por Humberto Urquiza Martínez

Producto de la reforma de 2014 en materia político electoral, se incorporó una figura que, a lo largo de la historia de la vida política y social de nuestro país, generó muchas críticas: la reelección en los cargos públicos.
Con aquella reforma constitucional, se incorporó la posibilidad de que un servidor público electo popularmente pueda ser postulado y de ser el caso, ser electo para el mismo cargo que ejerce. La configuración constitucional permitió que en el caso de los legisladores federales (senadores y diputados federales) y locales, podrán reelegirse hasta por un periodo de 12 años, 3 reelecciones, y en el caso de los Ayuntamientos por 6 años, siempre que el periodo de gobierno municipal sea de 3 años, lo que se traduce en una reelección. De lado dejó el constituyente a los Ejecutivos Federal y Locales.
El diseño legal que se siguió, principalmente en los Estados, para lograr la elección consecutiva, fue mediante la obligación de solicitar licencia para competir como candidato frente a aquellos candidatos de otros partidos o independientes, lo que se entiende como racional, en la perspectiva de la cultura política en el sistema mexicano, en el cual, el uso de recursos públicos y el competir con condiciones similares entre todos los candidatos, es parte medular mediante el principio de equidad e imparcialidad.
Es claro que la racionalidad legislativa para permitir la elección consecutiva garantizó que las campañas no fuera espacios en los que un Presidente Municipal o un Diputado Local estuvieran inaugurando obras o entregando programas sociales y horas más tarde, estuvieran pidiendo el voto para volver a convertirse en funcionario público por elección, para otro periodo más. Con ello, se evita que la inequidad sea un factor determinante en la elección, producto del posicionamiento que tendrían los servidores públicos en la reelección, y, además, evitaría la confusión de si el uso de vehículos, celulares, o inclusive su equipo de campaña sea parte del erario. Ante ello, la lógica política, a raíz de los valores y costumbres de la sociedad en materia de elecciones logró imponerse, a efecto de solicitar que quien se quiera reelegir, debe de pedir licencia previamente.
Sin embargo, la Suprema Corte de justicia y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, abrieron un camino distinto para la reelección, que huele a inequidad. En resoluciones emitidas por ambos tribunales, han reconocido que hablar de reelección, requiere de un momento en el cual, el servidor público postulado para volver a ocupar el cargo que desempeña, requiere de su permanencia en dicho cargo y, además, con el argumento de que la reelección es la evaluación en el cargo, potenciado durante campaña electoral, como si en los dos años y medio anteriores, no se hubiera tenido oportunidad de evaluar, por parte de la ciudadanía a quien pretenda elegirse consecutivamente.
Uno de los retos que siempre tendrá un tribunal, será ser justo, aun cuando la ley diga lo contrario, batalla ética y filosófica, que, en este caso, no es así, ya que lo justo está en la ley. En muchas ocasiones, la crítica al legislador se ha enfocado por leyes injustas, sin embargo, en esta ocasión, el legislador logró un punto de justicia en la contienda, sin embargo, la injusticia vino de otro lado.
* El Autor es Consejero Electoral en Michoacán




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