REPORTAJE / Asbesto: cuando la muerte está más cerca de lo que creemos

El material está en nuestros tinacos, tuberías, techos o paredes y los expertos lo relacionan con distintos tipos de cáncer. Aunque que la mayoría de las veces es inocuo, ante el riesgo la recomendación es una sola: deshágase de él

Por: EDUARDO PÉREZ ARROYO

Morelia, Michoacán.- Ernesto es un caso real para ilustrar este reportaje.

Ernesto sentía su vientre hinchado y grueso, y le dolía cada vez que intentaba respirar de manera profunda. A veces le faltaba el aire, o sufría accesos de tos incontrolables que lo dejaban sin aire. El dolor abdominal no lo dejaba moverse. Dormía mal y comía poco, hasta que comenzó a perder peso y a sentir una fatiga crónica que le hacía imposible hacer hasta las tareas más simples.

El 14 de octubre del año 2016, Ernesto murió.

Ernesto no murió por una enfermedad extraña, por un virus tropical desconocido o por un mal contraído por conductas de riesgo. Desde la comodidad de su hogar, Ernesto fue muriendo poco a poco durante décadas. Lo que lo mató pudo estar en su propia casa: detrás de las paredes, entre las capas del techo, en el agua que bebía. Tal como millones de mexicanos.

El asbesto, un material de construcción utilizado desde finales del siglo XIX, es materia prima para fabricar textiles, cartones, balatas para coche, láminas para techos, paredes aislantes o baldosas. También para los tinacos y tuberías a través de las cuales entramos en contacto con el agua potable. Una trampa lenta, pero eventualmente mortal.

En los años 80, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó al asbesto como material cancerígeno y más de 50 países lo prohibieron. Los estudios indican que ninguna exposición, por pequeña que sea, puede considerarse segura. Pero muchos países los siguen usando en productos de uso común que se pueden hallar en las casas y coches.

Entre ellos, México.

MICHOACÁN, SIN CULTURA DE PREVENCIÓN

En Michoacán el uso de asbesto aún no es tema de alarma. De manera oficial, según el censo de 2010 en Michoacán un 12.5 % de los techos de las viviendas eran de asbesto. Y una simple revisión visual constata que miles de casas tienen tinacos o techos de asbesto, sin contar el uso del material en áreas ocultas de cualquier vivienda.

Una revisión simple por internet arroja una amplia gama de proveedores de materiales de asbesto. Y mientras tanto políticos y autoridades de todo tipo, en afán de ayudar, donan o gestionan materiales de asbesto.

En marzo del 2015, notas periodísticas locales reportaron que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Michoacán “recuperó parte de las donaciones que se habían enviado al municipio de Zamora como apoyo para los damnificados por las lluvias del pasado fin de semana y el material guardado en una bodega fue localizado. Como parte del apoyo, los camiones mandaron 2 mil láminas de asbesto”.

Y en marzo de 2017 la prensa reportó que “con el objetivo de contribuir en la economía de las familias zitacuarenses, la Dirección de Desarrollo Social anuncia que se tiene material a bajo costo. Damián Mancilla García, director de Didesol, detalló que los productos que por el momento están disponibles son tinacos, calentador solar y lámina de asbesto, todos estos de buena calidad…”.

En internet es posible encontrar miles de ocasiones en que distintas autoridades regalan asbesto a familias marginadas.

El experto de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional, Enrique López, advierte que “el asbesto se usa porque es barato y resistente, pero es lamentable que aún se use. Mi perspectiva es que es peligroso. Yo no me atrevería a decir que es inocuo, aun cuando no tengamos el dato concreto”.

Para él, todo uso es peligroso. “Lo que sabemos es que no hay un límite de exposición seguro”, detalla. “El amianto no debería emplearse en ninguna de las actividades industriales en que se usa actualmente, pero México no sólo permite su uso, sino que la única regulación que existe en el país es una Norma (NOM) que especifica las precauciones que deben tomarse en el trabajo pero no en el resto de los ámbitos donde puede haber contacto”.

Entrega de lámina de asbesto en Salvador Escalante, enero del 2019.

LA MUERTE EN CASA

El doctor Jesús Acosta Pérez, con especialidad en Neumología y Medicina Crítica, primero invita a la cautela para no alarmar gratuitamente a la población. Explica que puede no ser lo mismo la exposición casera, eventualmente inofensiva, que la exposición industrial de las personas que trabajan con grandes cantidades de asbesto.

“El riesgo para la salud de habitantes de un edificio que contenga asbestos en buenas condiciones, es decir no respirable, no se considera significativo” señala. “No es lo mismo exponerse ante un pedazo sólido que a un material que esté roto. Ahí sí se debe poner atención”.

Acosta Pérez indica que es muy difícil hallar una relación directa entre el hecho de vivir bajo láminas de asbesto, o teniendo en casa un tinaco de ese material, y las enfermedades provocadas por el asbesto: para establecerla se requerían años de estudios y miles de casos. 

La OMS y la Secretaría de Salud de México coinciden en que los efectos el asbesto casero no están claros. Hasta ahora no hay estudios, y los mexicanos seguimos a ciegas sobre el tema.  

“En México no hay un estudio sobre la asociación entre las tuberías de asbesto y un índice de cáncer” ejemplifica Abelardo Meneses García, director del Instituto Nacional de Cancerología. “Es un tema que tenemos que ir abordando las instituciones”.

Pero ante esa incertidumbre, la recomendación es clara: las personas que no dependen económica del asbesto, dice Acosta Pérez, deben alejarse de él.

“Siempre hay un riesgo, que se debe minimizar todo lo posible”, afirma.

Misma opinión tiene el líder local de la Cámara de la Industria de la Construcción en Morelia, Antonio Mazier.

“Quienes manipulan asbesto deben tener mucho cuidado. No todos están en condiciones de manipularlo; a largo plazo, en un rango de entre 8 o 10 años, sí es muy probable que el asbesto genere problemas de salud”, afirma.

Mazier recomienda nunca manipular el asbesto en el trabajo sin contar con equipos especiales, y tomar todas las precauciones del caso en el hogar. Añade una variable que puede parecer simple, pero que según el gremio que encabeza es frecuente e importante: los roedores.

“Las ratas sienten atracción pro el asbesto, porque lo utilizan de alimento. Es común ver láminas de asbesto raspadas por roedores; en este caso, la recomendación es desratizar”, afirma.

Finalmente, afirma que aunque en general los constructores recomiendan evitar el uso de asbesto, muchas veces son los gobiernos quienes asignan las normas de construcción y los materiales a utilizar, y que la falta de una legislación en México impide acciones más concretas.

Mientras tanto, distintos expertos explican que el asbesto es peligroso cuando las microfibras se desprenden al aserruchar, taladrar, clavar, cortar, golpear o desgarrar materiales que lo contienen. Y en nuestras casas muchos materiales pueden contenerlo. La lista es larga, pero vale la pena exhibirla para saber a qué nos enfrentamos.

Los materiales incluyen cañerías de vapor, calderas y conductos para hornos aislados con una manta de asbesto o cinta de papel-asbesto, tableros de fibra prensada, cartón grueso y papel que se usan como aislamiento alrededor de calderas y estufas de leña, juntas para puertas de hornos y estufas de leña o de carbón, materiales para insonorizar o decorar que se aplican con rociador en las paredes o los cielos rasos, compuestos de resanado y empalme de paredes y cielos rasos y pinturas con textura, techado, tejas y enchapado de paredes externas de asbesto-cemento, baldosas o azulejos elásticos para pisos (asbesto de vinilo, asfalto y hule), respaldos de láminas de vinilo para pisos y adhesivos para instalar las baldosas, tinacos de asbesto.

Todos pueden soltar fibras de asbesto si se manipulan, dañan, reparan o quitan incorrectamente. Las fibras pueden viajar a través de un edificio completo por los ductos de aire, bajo las puertas y por pasillos y escaleras, y seguir flotando en el aire días después de haberse desprendido.

La afectación del asbesto en el organismo sí ha sido estudiada. Al inhalarlas, las fibras microscópicas penetran profundamente en los pulmones y ahí quedan sin disolverse ni ser expulsadas. No hay señales físicas como tos, estornudos o comezón, y puede terminar en asbestosis o cáncer.

Pero la mala noticia no acababa ahí.

CÁNCER Y MESOTELIOMA

“Con la ingesta de asbesto sí está reportada una asociación con cáncer, sobre todo de colon” agrega Meneses García. Recuerda que en México se diagnostican alrededor de 6 mil casos nuevos por año de cáncer de estómago, y aunque no se ha estudiado la incidencia del asbesto, el médico no descarta su influencia.

Guadalupe Aguilar Madrid, jefa del Área de Calificación y Evaluación de las Enfermedades del Trabajo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y una de las mayores expertas sobre el tema en México, concuerda.

“Tratándose de un material riesgoso, las tuberías hechas con asbesto deben ser reemplazadas por empresas que sepan manejarlo, y debe ser confinado como residuo peligroso. Ya hay sustitutos del asbesto, que es un cancerígeno. Seguir teniendo estas tuberías es un riesgo que aún no ha sido evaluado”.

Jesús Acosta agrega otro dato: la falta de detección oportuna.

“Dado que quienes más se exponen al asbesto generalmente son personas con escasez de recursos, la mayor parte del tiempo tienen poco acceso a medidas médicas preventivas; cuando vemos, generalmente tienen etapas muy avanzadas de cualquier enfermedad”, sostiene.

Los datos de las organizaciones oficiales son más categóricos. Y más alarmantes.

“La exposición al asbesto es causa de cáncer de pulmón, laringe y ovario, así como de mesotelioma”, indica un documento oficial de la OMS. Y en su documento ‘Prevención y detección temprana del cáncer de pulmón’, la Secretaría de Salud federal afirma explícitamente que “la exposición crónica al asbesto sea de tipo industrial, laboral o en el hogar, está asociada como un cancerígeno pulmonar y pleural”. Por su parte, la Semarnat ubica al asbesto como uno de los residuos que requiere tratamiento especial.

En conclusión: la evidencia muestra que el asbesto puede incrementar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. “Y cuando se habla de mesotelioma, lo más seguro es que la causa sea asbesto”, remata Acosta Pérez.

Jesús Acosta afirma que para el caso de las personas que trabajan en las distintas industrias relacionadas con asbesto y depende económicamente de él, la sugerencia es protegerse. Pero es difícil.

“Los eventuales pacientes que enferman por asbesto generalmente son de bajos recursos, a los cuales no les puedes decir sencillamente que trabajen en otra cosa”, indica. “Poe otra parte, los cubrebocas que sirven en este caso duran alrededor de una semana, y son más caros. Es muy difícil suponer que personas que trabajen en minas con asbesto usarán cubrebocas”.

Ni siquiera la ley contempla el problema. La Norma Oficial Mexicana NOM-125-SSA1-2016, publicada el martes 28 de febrero de 2016 y que establece los requisitos sanitarios para el proceso y uso de asbesto, no impide su uso en general, y solo se limita a emitir recomendaciones a los trabajadores que están en contacto con este material: “abstenerse de comer o beber en las áreas donde se manipula, procesa o almacena el asbesto”, “lavarse las manos cuidadosamente antes de comer, beber y antes y después de ir al baño”.

En México el asbesto podría seguir matándonos lentamente.

LA SITUACIÓN EN EL PAÍS

En la actualidad el asbesto está prohibido en Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Austria, Bélgica, Chile, Dinamarca, Emiratos Árabes, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Polonia, Portugal, República Checa, Suecia, Suiza y Uruguay, y ha sido restringido severamente en Australia y Brasil. Pero en México la situación es distinta.

En 2011 La Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) reconoció que la presencia del asbesto en la vida diaria representa un problema de salud pública. Los diputados locales reformaron el artículo 78 de la Ley de Salud, donde estipularon que el Gobierno de la Ciudad de México debía disponer acciones de prevención de enfermedades generadas por la exposición a este mineral clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como cancerígeno para el humano en todas sus formas.

Sin embargo, en 2016 Guadalupe Aguilar lamentó que ni siquiera hubiese una campaña de información para que la ciudadanía conozca los peligros por la exposición a las fibras del asbesto.

“Ciudad de México debería declararse libre de asbesto y comenzar a retirar todo lo que hay de este mineral, y poco a poco en todo el país”, dijo.

Pero la historia va al revés. Hoy México está entre las principales naciones manufactureras de asbesto en América Latina. En México millones de personas aún tienen tinacos, cisternas y láminas de asbesto en sus casas, y todavía es común que las laven sin las medidas de protección adecuadas. Según datos del Inegi, en México el 21 % de las viviendas tienen techos o paredes de materiales no adecuado, entre ellos asbesto.

Las razones son económicas. El equipo de Aguilar Madrid alertó que pese a las evidencias negativas, existe una política internacional encabezada por Canadá que sigue revitalizando el uso “seguro” del asbesto crisolito. La idea, indica, es transferir industrias peligrosas a los países menos industrializados como México, que cuentan con un débil e ineficiente marco jurídico para proteger a los trabajadores.

Y mientras tanto las afectaciones siguen. Jesús Acosta Pérez indica que el mesotelioma es altamente letal, y que una vez diagnosticado tiene una sobrevida de apenas algunos meses debido a que es resistente a la quimioterapia y la radioterapia.

“En México se estima que anualmente se diagnostican 150 casos de mesotelioma y 900 de cáncer de pulmón asociados con asbesto”, alerta la especialista Ruth de Celis Carrillo, adscrita al laboratorio de Patología Ambiental del Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) del IMSS.

Los datos no son concluyentes. El mesotelioma o cáncer por asbesto podrían aparecer solo tras 20 años, pero precisamente por ello los especialistas llaman a abordar el tema a nivel de política pública y de manera personal. Una persona podría, sin saberlo, estar incubando su enfermedad.

Ernesto puede ser cualquiera de nosotros.

CMIC ofrece asesorías gratuitas

El líder de laCámara de la Industria de la Construcción en Morelia, Antonio Mazier, asegura que la organización está en condiciones de canalizar a los morelianos con profesionales especializados en el manejo de asbesto.

La cámara también ofrece asesorías sin costo a cualquier moreliano que necesite información respecto del tema en el teléfono 44 33 26 75 25, o a través de la página web cmicmichoacan.com.mx.

CUÁNDO PONER ATENCIÓN

Jesús Acosta Pérez menciona los síntomas de alerta ante afectaciones que podrían ser provocadas por la exposición al asbesto:

  • Falta de aire
  • Tos seca
  • Consumo permanente de antibióticos sin resultados positivos
  • Expectoraciones (expulsión por la boca de las secreciones y mucosidades acumuladas en los pulmones y bronquios)

La recomendación es visitar de inmediato a un especialista si se tiene alguno de estos síntomas.

 

PREVENIR EN CASA

El asbesto en buen estado es inocuo, pero si se rompe suelta microfibras que pueden ser peligrosas. ¿Qué hacer en casa?

  • No toque ningún material si no presenta daños.
  • Nunca dañe material que contiene asbesto.
  • Limite las actividades donde haya material dañado que pudiera contener asbesto.
  • Contrate a personas capacitadas en el manejo de asbesto para remover y reparar.
  • No intente tomar muestras ni hacer reparaciones.
  • No limpie residuos con plumeros, escobas o aspiradoras.
  • No asierre, lije, raspe ni perfore orificios en materiales que puedan tener asbesto.
  • No utilice almohadillas ni cepillos en materiales para pisos con asbesto.
  • No lije ni trate de nivelar pisos con asbesto ni contrapisos.
  • Si debe reemplazar pisos con asbesto, instale una nueva cubierta si es posible.
  • No lleve materiales que pudieran contener asbesto en casa.
  • Si no puede evitar caminar por el área, límpiela con un trapeador mojado.