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Sexo (y extorsión) en Morelia: cuando mirar porno puede ser un peligro fatal

La sextorsión, delito en el cual ciberdelincuentes amenazan difundir el porno que vemos e incluso mostrar imágenes nuestras mientras nos masturbamos, es un hecho en el país. Y Michoacán no se libra de ella. Este medio obtuvo un testimonio real que tras acordar la reserva del afectado ofrecemos a nuestros lectores. Según alertan especialistas en cibercrimen, la sextorsión es el segundo tipo de chantaje más utilizado tras el fraude bancario, y nadie esta libre de él: basta con abrir una página porno para convertirnos en potenciales víctimas.

Por Eduardo Pérez Arroyo

Morelia, Michoacán.- Al final de esta historia alguien amenaza de gravedad a alguien. Pero eso será después, al final de esta historia. Porque ahora estoy con Alberto, maestro en Filosofía de la Cultura de la Universidad Michoacana y quien, para efectos de esta nota, me cuenta cómo lo hace.

La historia es real y sucedió en Morelia.

—Miro porno todos los días desde que tenía 13 años —dice—. Y simplemente, un día me llegó esa mierda.

Esa mierda que él llama es un intento de extorsión. Básicamente alguien le quiso cobrar 7 mil dólares a cambio de no publicar entre sus contactos supuestas fotos que lo mostraban masturbándose. 

—Ni siquiera era una página extraña —explica—. Me hackearon en el Pornhub. Ya no lo uso.

Pornohub es la página porno más popular del mundo. Es esa a la que se llega casi por defecto cuando se quiere mirar porno. No importan las categorías, gustos o intereses: todos, en cualquier momento, podemos ser objeto de hackers especializados que en alguna parte del infinito laberinto de internet están capturando todos nuestros datos mientras gozamos.

Así le ocurrió a Alberto.

—Siempre he usado solo las páginas más populares.

En 2018, según la Condusef, la sextorsión fue el segundo ataque más común que detectaron los motores de malware. En términos simples, se trata del segundo delito cibernético más utilizado por los extorsionadores tras el fraude bancario.

—Ahora miro xvideos.com —explica Alberto.

XVideos es la segunda página porno más popular en el mundo.

En pocas palabras: día a día miles de michoacanos y michoacanas quedan, sin saberlo, a expensas de ciberdelincuentes que los acosan, los observan y a veces hasta los filman. La situación es de terror: por una parte capturan imágenes nuestras sin consentimiento, en una actividad tan mundana —y supuestamente tan privada— como mirar porno y hacer lo que queramos con él.

Por otra, nuestros queridos teléfonos y computadoras son la puerta de entrada a una pesadilla.

Aquí es donde la historia se pone un poco más temeraria. Lo explican las simples matemáticas.

La sextorsión, una técnica extorsiva ejecutada por ciberdelincuentes, consiste en enviarnos un email que informa que se ha infectado nuestra computadora con un troyano y que se registró nuestra actividad en algún sitio web para adultos. Después llega la amenaza: si no pagas una determinada cantidad de euros o dólares, generalmente en bitcoins, alguien enviará nuestras imágenes masturbándonos —o cualquier cosa que hagamos ante el computador mientras miramos porno— a través de un correo electrónico a nuestros contactos: familiares, amigos, colegas de trabajo, jefes.

El solo hecho de pensarlo es para poner los pelos de punta.

CÓMO FUNCIONA

En noviembre de 2018 la periodista de la BBC Jo Whalley recibió un mensaje distinto a los acostumbrados en su correo electrónico.

“No me andaré por las ramas. Conozco tu contraseña. Es XXXXXXXX”.

Según el reportaje que ese mismo mes publicó la BBC, “puede que ciertas palabras sean algo diferentes, pero los estafadores siempre incluyen, en tono amenazante, la contraseña de la víctima como parte de ese primer mensaje. Hace que resulte más creíble”.

Así le ocurrió a Alberto.

XXXXXX es tu contraseña. Vayamos directamente al propósito. No me conoces, y probablemente estés pensando por qué recibes este correo electrónico”.

Eso decía el inicio del mensaje.

La dinámica es simple. En muchos casos los delincuentes no tienen contenido comprometedor de su víctima, pero el negocio es hacerle creer que sí. Según alertan todas las policías del mundo que analizan este tipo de fraude, la reacción siempre debe ser: no responder, no pagar, sí denunciar.

“La importancia de no responder a un correo es que esa puede ser la vía de entrada a tu ordenador”, indica Bosco Espinosa, de la firma de ciberseguridad Kaspersky, a El Diario de España.

Este es el método menos refinado. Se chantajea al usuario diciendo que se ha encontrado material pedófilo en su ordenador, que fue descubierto viendo pornografía o incluso que se le ha grabado con la webcam. Generalmente las amenazas son falsas: apenas tienen un registro de que hemos navegado por una página porno, lo cual no es ningún delito.

La trampa, explica Espinosa, está en la interacción. La dinámica es que los delincuentes adjuntan un link donde, aseguran, se puede ver la información nuestra de la que ellos disponen, y por qué debemos pagar.

“Si pinchas en el email que te envíen, lo más probable es que sufras un ataque de ramsomware”, expone el experto de Kaspersky. ¿Qué es un ramsomware? Es un programa de software malicioso que infecta nuestra computadora y muestra mensajes que exigen el pago de dinero para restablecer el funcionamiento del sistema.

Es decir: o pagamos, o perdemos todo lo que hay en nuestra computadora.

El nivel de este tipo de ataque es variable. En ocasiones se abruma a los usuarios con alertas y mensajes emergentes interminables. En otros, la computadora deja de funcionar por completo. En ocasiones también el malware se comunica anónimamente con el servidor en manos de los cibercriminales y toma control del equipo infectado. Así puede robar contraseñas y acceder a cuentas de la víctima. Finalmente, puede estar configurado para comenzar a grabar cada vez que ingresamos en una página web con contenido para adultos.

Entonces, ahora sí, los cibercriminales pueden ver —y filmar— todo lo que hacemos mientras miramos porno.

Todo por unas imágenes.

LAS CIFRAS EN MICHOACÁN

En Michoacán hay problemas públicos y conocidos por todos. Pero también hay otros más ocultos, literalmente hablando.

En 2018 Pornhub hizo una radiografía de cómo se comportan sus usuarios en la plataforma. La división se hizo primero por país. Las cifras recopilaron datos como edades, términos más buscados por hombres y mujeres, e incluso qué de dispositivo es el más usado para ver porno.

Los datos son sorprendentes.

México se posicionó en el lugar 11 en el mundo, por debajo de Brasil. Los términos más buscados en México fueron “mexicana”, “adolescente” y “mamá”. Uno de los términos que más creció en interés fue “albañiles mexicanos”. A nivel mundial, el 26 % de los visitantes de Pornhub fueron mujeres. En México el promedio es mayor: 30 % del total de visitas. Entre los términos más buscados por las mujeres se encuentran las categorías “lesbianas”, “lesbians scissoring” y “trío”. Las categorías más buscadas entre los hombres fueron: “MILF”, “madrastra” y “media hermana”.

Pero ese es solo el inicio de la historia.

En 2016 la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró, con datos de la entonces Procuraduría General de la República, que México fue el país que más consumió y difundió pornografía infantil. Según el reporte, solo en 2015 se detectaron más de 12 mil 300 sitios en internet en el país que distribuían material de ese tipo.

Según la organización savethechildren.mx, “las estadísticas de la Policía Federal Preventiva (PFP) de México señalan que la explotación sexual de niños/as y adolescentes a través de Internet ocupa el tercer lugar en la lista de delitos cibernéticos, solo antecedida por los fraudes y las amenazas. México es, asemas, el segundo país a nivel mundial con mayor producción de pornografía infantil”.

Y desde al menos el año 2014 la presidenta de la Fundación “¿Y quién habla por mí?”, María Ampudia González, asegura que México es el segundo lugar mundial en turismo sexual de niños. Y que en Morelia se ubica la sede de la red de pederastia y pornografía infantil más grande del país. La última vez que lo dijo fue durante la conferencia magistral “Infancia en México: vulnerabilidad y protección”, realizada en Morelia apenas en septiembre de 2019.

En estos casos la posibilidad de sufrir una sextorsión es mucho más dramática: en noviembre de 2017 la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció que sí era correcto considerar que la trata, en su modalidad de pornografía de menores de edad, se comete cuando existe material de índole sexual en el que participen menores de edad.

Es decir, en México observar prácticas sexuales que involucren a niños puede ser delito federal.

En 2014 la Universidad de Cambridge investigó mediante escáneres el cerebro de 19 hombres adultos mientras miraban imágenes pornográficas. Entre otros resultados, la institución estableció que el cerebro de las personas que consumen mucho contenido erótico reacciona de la misma manera que aquellas que son adictas a las drogas, y que en los casos más severos muchos adictos a la pornografía terminan sufriendo el síndrome de abstinencia.

Es decir, en una persona normal el ciberporno puede generar efectos similares a los que generan las drogas.

Los datos anteriores no son gratuitos porque pegan al estado de cerca. Según los mismos datos de Pornohub, Michoacán es el primer estado del país en consumo de porno.

SEXTORSIÓN EN MORELIA

Pero el verdadero peligro va mucho más allá de las afectaciones al cerebro de adultos que, de cualquier manera, no cometen delito ni falta alguna al mirar cualquier combinación de hombres o mujeres desnudos haciendo cualquier cosa. El problema es más mundano pero más grave.

La extorsión por motivos sexuales es uno de los delitos digitales más frecuentes. Y sin embargo, según los cálculos de muchos expertos en cibercrimen la mayoría de los casos queda en el anonimato. La Fiscalía General de la República estima que hasta el 70 % de estos delitos no se denuncia.

 “XXXXX es tu contraseña. Iremos directamente al propósito. No me conoces, y probablemente estés pensando por qué recibes este correo electrónico. En realidad configuré un software en el sitio de más de 18 videos (pornografía para adultos), y ¿sabes qué? Visitaste este sitio web para divertirte (sabes a lo que me refiero)”.

Ese fue el contenido del correo que llegó a Alberto un día de septiembre de 2018, proveniente de la dirección lmglovellyjy@outlook.com y el nombre de Gustav Marliani. Gustavo, el extorsionador, tuvo incluso la amabilidad de explicar a Alberto los aspectos técnicos de la extorsión.

“Cuando estabas viendo videoclips tu navegador de Internet comenzó a funcionar como un RDP con un keylogger que me proporcionó accesibilidad a tu pantalla y cámara web. Inmediatamente después de eso mi programa de software reunió todos tus contactos de tu cuenta de Messenger, FB y e-mail. Y luego creé un video doble. La primera parte muestra el video que estaba viendo (tienes buen gusto, jeje). La segunda parte muestra la grabación de tu cámara web.

Sí, eres tú”.


El motivo de que no se denuncie, según la Fiscalía, es la vergüenza: nadie quiere arriesgarse siquiera a que amigos, familiares, colegas o parejas lo observen cómo se masturba.

Tras explica el funcionamiento, Gustavo comenzó con las amenazas.

“Tendrás solo dos soluciones. Debemos entender las opciones en detalles: la primera alternativa es ignorar este mensaje. En este escenario enviaré tu propio videoclip a todos tus contactos. Puedes imaginar fácilmente la incomodidad que tendrás. La alternativa número 2 sería pagarme 7000 dólares. Me referiré a ello como una donación. En este caso, borraré tu video sin demora. Continuarás con tu vida diaria como si esto nunca hubiera tenido lugar y no volverás a tener noticias mías. Realizarás el pago con bitcoin (si no sabes esto, busca “comprar bitcoin” en Google).

Finalmente, el texto que llegó a Alberto subía de tono.

“En caso de que estés buscando ir con las autoridades, este mensaje de correo electrónico no se puede rastrear hasta mí. He sido cuidadoso con mis movimientos. No estoy buscando cobrarte una gran cantidad, solo quiero ser recompensado. Tengo un píxel especial en este correo electrónico, y en este momento sé que has leído este mensaje. Desde ahora tienes un día para realizar el pago. Si no obtengo bitcoins definitivamente enviaré tu video a todos tus contactos, incluidos amigos, familiares, colegas, etc. Dicho lo anterior, si recibo el pago destruiré la grabación de inmediato. Esta no es una oferta negociable, por lo que no pierdas tu tiempo ni el mío respondiendo a este mensaje”.

La posibilidad de ver nuestras fotos o vídeos íntimos publicados en las redes sociales haría que cualquiera de nosotros prefiriese intentar un acuerdo con los extorsionadores y pagar lo que piden antes que correr el riesgo de que la historia se difunda. Es precisamente eso, el temor a denunciar, lo que provoca que la incidencia de este delito no disminuya.

Eso no ocurrió en este caso, y la historia de Alberto y Gustavo no tuvo un final dramático.

“Querido Gustav, o como te llames:

“Me es grato recibir noticias de alguien que dice tener tanta admiración por mis partes privadas, tanto como para pasar horas observándome mientras me toco.

“Sin embargo, no entiendo por qué debiera privarte de mi maravilloso cuerpo desnudo a ti, a mis amigos o a todo mundo. Me parece que estás confundido: en realidad me debes al menos $7000 dólares por haber disfrutado de un espectáculo tan hermoso.

“Si compartes ese material con tus novios, con tu madre o con cualquiera de mis amigos, te advierto que debieras darme una comisión por cada orgasmo que las imágenes en cuestión seguramente provocarán.

“Finalmente espero que te hayas deleitado con mi poderoso, enorme y no menos encantador gallo mexicano, y que este sea el comienzo de una próspera relación comercial.

“Cumming para ti.

“P.S.: No tengo una cámara web”.

Esta historia es real, sucedió en Morelia y este medio tiene los correos originales y el nombre del afectado (que se reserva por obvias razones). El final feliz en que terminó este caso se debió estrictamente a que el extorsionador falló el cálculo al no percatarse de que el extorsionado en realidad no tenía una cámara web en su computadora. Sin embargo, ante el masivo acceso a equipos de última generación desde los cuales vemos noticias, deportes, series o pornografía, la precaución es una sola: evitarlo. La sextorsión existe, y ante los millones de bites por segundo de porno de todas las categorías que consumen los mexicanos en general, y los michoacanos en particular, las autoridades llaman a permanecer alertas.

A veces, el simple divertimento puede llegar a ser fatal.

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