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OPINIÓN / Del Insomnio a la Esperanza

Por Óscar Carbajal

“No creo que sea un tema nacional el sentir tanta inquietud en las últimas semanas, esto va más allá, el insomnio es internacional y las conductas que se manifiestan atienden a un síntoma conocido como ansiedad colectiva, es más que notorio, se tiene miedo por lo que viene y se tiene tristeza por lo que no se hizo.” Es uno de los comentarios que me dijo un veterano profesor que hace años me enseñaba cómo distinguir la información correcta para hacer trabajos de investigación y que en días pasados se manifestó para volver a platicar sobre cómo va todo.

Ese comentario, con el insomnio, en noche de guardia cuidando al abuelo y en los audífonos sonando Bon Jovi y Bryan Adams, vaya que han provocado que las siguientes líneas sean un poco diferente a lo que se escribe por un servidor. Y no, no es una modificación en el ciclo de la luz y la oscuridad lo que ha provocado que se tengan trastornos de sueño tan intensos en estos días.

Entrando en materia, de pronto pareciera que nos sirvieron un cóctel de incertidumbre compuesto por problemáticas en los campos educativo, laboral, económico, político y esta vez, muy emocional, lo cual, comienza a impregnarse en el ambiente de México, sin hacer a un lado que en todo el mundo se vive a la espera de un “resurgimiento de luz”.

En lo económico, se habla de una contracción que se aproxima al 6%, con esperanzas de poder recuperarse y repuntar para el 2021, sin ser algo concreto, lo que ha provocado que la inversión pública y privada también caigan considerablemente en el país, generando que el desempleo aparezca a la alza, aún y con las esperanzas de la creación de casi dos millones de empleos, la misma consideración del Banco Mundial sigue colocando a nuestro país como el cuarto más afectado este año en el continente.

En ese ingrediente del cóctel es donde encontramos uno de los más grandes problemas del día a día. La economía en nuestro país se debe en gran medida al empleo informal que hace fluir el dinero, ese tipo de empleo que no permite tomar la cuarentena y obliga a jugársela, tal y como se ha visto en diferentes mercados, donde los comerciantes colocan anuncios con el mensaje “Aquí dejamos de vender hasta que el coronavirus nos mate”, haciendo referencia a que no tienen ese privilegio de estar en cuarentena y seguir recibiendo un salario, se consigue para comer o se muere.

En el terreno político, está detenida la renovación de cargos de elección popular prevista para este año en dos estados; trabajos y demás preparativos para el 2021, se encuentran tambaleando ante lo que pueda pasar, todo esto mientras las fuerzas políticas luchan por mantenerse posicionadas semana a semana con sus diferentes ideas. Las cuales comparadas con lo que sucede en Europa, no son muy diferentes, ya que la Unión Europea comienza a presentar cada vez más fallas y la volatilidad de los recursos es el factor principal, claro, el combatir la pandemia no es un tema que solo afecte a Izquierdas o Derechas, pero si termina afectando a los sistemas de gobierno demostrando su vulnerabilidad ante tal suceso.

Del factor educativo, millones de alumnos de todos los niveles viven en completo desconocimiento de lo que pasará, porque a pesar de estar implementándose programas de educación a distancia, pareciera que muchos de ellos no son suficientes y no alcanzan para cubrir toda la demanda que se tiene, no olvidemos que en México tenemos demasiadas escuelas rurales, a las cuales con muchísimo esfuerzo se les ha podido dar un techo y material digno para poder tomar clases, tristemente no veo la manera en que puedan acceder a clases en línea.

Sin duda estamos ante una época crucial de cambios, en la cual, nos renovamos o estancamos, porque si algo tenemos seguro es, que después de que la emergencia sanitaria acabe, no volverá a ser igual lo que vivimos. Suena demasiado romántico el salir de esta y comenzar a hacer cosas que siempre hemos querido, cuando en realidad solamente nos han puesto los pies en la tierra, como si fuera un síndrome post guerra, la fragilidad humana frente al mundo y sus complicaciones.

Y es que, históricamente los grandes cambios en la sociedad aparecen una vez que algún suceso impacta en manera elevada a la forma en que se desarrollaba la misma, tal como pasó en las guerras mundiales o sucesos que partieron la historia. Pero si de algo puedo pecar de positivo es al decir que la época crucial a la que nos enfrentamos trae consigo un cambio de mentalidad y acciones de cada uno de nosotros, pero pareciera que los efectos colaterales en los sistemas económicos y políticos, serán el compás que marque el rumbo.

Pero, ¿En verdad estamos preparados para cambio social? Como si se tratara de un nuevo renacimiento, la apertura de mentalidades y visones se hace presente, junto con la expresión de personas que tienen talento para conectar y crear entornos confiables, el momento de renovar dentro de la sociedad, será una tarea pesada, pero pareciera que fructífera. Buscar una armonía entre los recursos naturales y la humanidad, así como la tecnología y economía aprovechando la evolución que se pueda presentar. Sí, las inversiones ahora serán más precavidas, al igual que las jugadas políticas y la forma de gobierno, sin dejar a un lado a las nuevas estrategias educativas.

El permanecer dentro de un trabajo que genere beneficios más allá de un capital monetario se comenzará a presentar más frecuentemente, al igual que la inclusión y entendimiento a las cosas que realmente valen la pena.

Desde lo personal, deseo que esto pase pronto, que la economía se recupere y la mentalidad de una sociedad más comprensiva despierte; la banalidad puede esperar, al igual que las crisis de pánico irán desapareciendo debido a que más gente a dejado de contener las emociones y ve que lo urgente es volver a conectar con el entorno, desde lo interno a lo externo y podernos mantener con fuerza para lo que vendrá.

No es mentira que se extrañe más a las cosas que veníamos con tanta emoción, como la convivencia familiar, los abrazos con los seres queridos y pasar un buen rato entre amistades; beber una cerveza y reír o tratar de rescatar el mundo, mientras la gente pasea en las calles, jugar un partido o simplemente acudir a una sala de cine con tu pareja, ese tipo de cosas, vaya que se añoran en estos momentos.

Convencido estoy de que, grandes cambios llegan después de grandes sacudidas, no lo veamos como un final, sino como un nuevo inicio, el cual, podemos aprovechar muy bien si terminamos de entender lo que realmente importa, cada uno de nosotros en armonía con lo que nos rodea.




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