Por Héctor Tapia
No es la primera vez que amaga y chantajea. Y si bien en otros tiempos se le permitía y daban concesiones, ahora, bajo un nuevo contexto, una coyuntura distinta, quién sabe si se lo permitan.
El legislador local perredista Antonio Soto Sánchez ha encontrado en este mecanismo un modus operandi que hasta la fecha le había sido efectivo.
La más reciente es donde acusa de un “albazo” al interior de su fracción parlamentaria para quitarlo de la coordinación, ante lo que inmediatamente salió con la amenaza de abandonar el grupo parlamentario perredista y hasta “valorar” una eventual renuncia al Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Al deslizar esta última parte, una eventual salida del partido que le ha dado tanto, luego de señalar que el partido ha perdido el rumbo, sugirió incluso que buscaría conformar otra alternativa política.
Pero esta no ha sido la única ocasión en que el legislador local perredista, integrante de la expresión Nueva Izquierda, que a nivel nacional uno de sus lideres es Jesús Zambrano Grijalva, ha caído en la tentación de chantajear, literalmente, al partido.
La dinámica de “si no me dan, me voy…” ha ido tejiendo una especie de escenificación de Pedro y el Lobo, donde los distintos grupos del PRD en el estado ya no le creen, y cuando toma ese tipo de actitudes, lo único que provoca es una reacción de burla.
La anterior ocasión fue cuando se le ocurrió levantar la mano para buscar ser el abanderado del Partido de la Revolución Democrática para la gubernatura del estado; incluso, fue prácticamente el único que se registró en tiempo y forma en la contienda interna, a manera de “por si las dudas”.
En esa ocasión, Soto Sánchez amagó con lo mismo: salirse del partido.
La postura había sido prácticamente para estar en la mesa de negociación y lograr otra postulación, porque sabía que no tenía el tamaño para contender por la gubernatura. No le daba.
Tiempo después, como posiblemente suceda en esta nueva ocasión, salió a decir que en aras de un proyecto superior, de abonar a la unidad, se sumaría a respaldar a quien resultó definido como candidato por su partido: Carlos Herrera Tello. Quien, también fue abanderado como externo por el PAN y el PRI. Fue, historia bien sabida, el candidato de la candidatura común.
El escenario se repite.
¿Pero cuáles son las características particulares de esta coyuntura?:
- No hay que perder de vista que el PRD no tendrá ya el gobierno del estado, cuando menos así está por ahora, y con ello ni financiamiento ni puestos en alguna estructura de gobierno para repartir.
- No ganó la contienda en el distrito de Tarímbaro, donde fue abanderado por el PRI y el PRD.
- Lo único que le quedan al PRD en Michoacán, como “fuente de financiamiento”, además de algunas alcaldías donde obtuvo el triunfo, es la dirigencia estatal, la cual en breve tendrá que designar, vía consejo estatal, nuevo presidente de la Dirección Ejecutiva Estatal. No hay más.
Es lógico pensar que lo que busca es un espacio para seguir recibiendo algún ingreso. En eso coinciden algunas figuras perredistas frente a lo que está por vivir el partido que, por cierto, es un navío que pasa momentos complicados.
Ya la bancada del PRD en el Congreso local, cuando menos uno de estos legisladores que también firmaron el documento para buscar cambiar la coordinación parlamentaria, Octavio Ocampo, salió a referir que no hay tal albazo al todavía coordinador, sino que simple y llanamente se le acabó el tiempo al frente de la fracción parlamentaria.
Hay que señalar, aprovechando esta mención, Octavio Ocampo es otro de los perfiles que, más que autopromoverse, es bien visto por una gran parte de los consejeros perredistas, y ven en él a alguien con cierta habilidad para conducir al partido una vez que Víctor Manríquez deje el encargo para integrarse a la vida legislativa del estado.
Déjà vu.
Director General de Metapolítica.mx, reportero en Medios Radiofónicos de Michoacán y analista político en Canal 6 Media Group y Cadena Rasa.
