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#TAN CERCA, TAN LEJOS // Pedagogía política, necesaria para avanzar en México

Irán Moreno Santos

En México, con el triunfo de Morena y del presidente López Obrador, la percepción social era que esto conllevaría un cambio, una transformación, una nueva visión de hacer política y que la economía tendría que cambiarse.

Los que argumentan a favor de que en México hay una transformación, basan sus dichos en el hecho de que el presidente López Obrador tiene una cercanía comunicativa con el pueblo, que su movimiento sintetiza la desconfianza al gobierno, el enojo social de que unos cuantos tengan recursos económicos y puedan acceder a buenos servicios de salud, educación y trabajo, el repudio hacia la corrupción, distanciamiento entre la política y la sociedad, enriquecimiento ilícito de funcionarios y que la democracia solamente cuenta el voto, más no el sentir de la sociedad y la necesidad de cambios y de transformaciones.

Los que opinan que la actual administración no está cumpliendo con las expectativas que millones de votantes expresaron en las urnas por el cambio profundo, argumentan que esto no es una sino un cambio de clase política y clase económica, que aún persiste la corrupción en las esferas del poder político y que se siguen facilitando favores y beneficiando a funcionarios y empresarios, se siguen cediendo y haciendo negocios al amparo del poder, que sólo hubo cambio de beneficiarios en términos empresariales y  que la democracia se ve amenazada por el intento del gobierno de ir desmantelando los organismos autónomos comenzando por el Instituto Nacional Electoral.

Los que opinan a favor de la administración consideran que las políticas emprendidas benefician principalmente a los pobres, a los pequeños y medianos empresarios, quitándoles del camino a los funcionarios corruptos que no les permitían instalar o crecer sus negocios, que ya no hay intermediarios, ni coyotes entre las organizaciones campesinas y gobierno, ni tampoco beneficiarios de líderes sindicales. Se habla que hoy esta administración tiene las manos limpias y está erradicando todos los males que habían sido heredados por los gobiernos neoliberales, y en materia económica se argumenta que México ya no se está endeudando y que, por lo tanto, los recursos que antes se utilizaban para el pago de deuda ya no terminan en los bolsillos de los políticos y de cierto grupo empresarial.

Los que opinan que la actual administración no ha logrado combatir la corrupción, el tráfico de influencias, los beneficios de unos cuantos y que el modelo económico no ha cambiado tiene parte de razón en sus argumentos, al igual que los defensores de la administración

Los progobierno consideran que están haciendo bien su trabajo y los no gobernistas están observando que el trabajo se está haciendo mal.

Lo cierto es que ambos opinadores comparten el mismo diagnóstico de la situación del país.

El gobierno asume que sus políticas son las únicas que pueden sacar de la situación económica, política, social y de seguridad del país, y los opinadores contrarios consideran que sus valoraciones, opiniones y políticas son las únicos que pueden sacar de la situación política, económica, social y de seguridad al país y entre ambos hay un diálogo de sordo y de necios. Y lo más lamentable de todo es que se descalifican, se denigran, insultan y no dialogan. Y esa misma situación se ve reflejada en el Congreso de la Unión y en los diferentes congresos estatales.

El presidente y los gobernadores tienen su visión de cómo resolver las cosas, y los congresos de mayoría gubernamental repiten sin cuestionar y sin analizar los argumentos y las políticas de los gobiernos del partido al que representan. Es así que todos los días, las notas de los medios de comunicación que llegan a nuestros ojos y a nuestros oídos simplemente descalifican al contrario y a la administración, ya sea esta a nivel nacional o a nivel estatal.

Lo cierto es que sigue padeciendo los mismos problemas sociales, económicos, políticos y de seguridad de que cuando llegó el actual gobierno.

Sin duda ha habido cambios que solamente los reconoce el gobierno y no la oposición, y este diálogo de sordos continúa, continúa y continúa y esto polariza y confronta a los actores políticos, los generadores de opinión y ciudadanos que se identifican con una u otra posición.

Al parecer, la sociedad está divida y los actores políticos no están en el ánimo de construir unidad en la diversidad, en lugar de dividir, deberían de sumar.

México no es un país que dialogue, no es un país que sume, no es un país incluyente, no es un país con proyecto de futuro.

Y esto se debe a que su clase política y económica prefieren arrebatar que convencer.

Si hay diagnósticos similares y soluciones diversas, el ejercicio mínimo que se debería impulsar es dialogar, encontrar las coincidencias y buscar soluciones a corto, mediano y largo plazo.

Si la administración propone cambios constitucionales, debería buscar convencer a los de enfrente de los beneficios y bondades de esas reformas en una visión de corto, mediano y largo plazo y buscar integrar en la medida de lo posible las visiones diferentes pero coincidentes con su propuesta y que lo que se apruebe tenga no solamente una mayoría de opiniones, sino que además se tenga la certeza de que ese cambio va a perdurar y no será transformado inmediatamente después si llega otro actor político diferente a quien gobierna.

Necesitamos pedagogía del diálogo político, donde nos escuchemos, apertura de opiniones, reconocimiento de coincidencias y elaboración de propuestas de beneficio de las mayorías y de las minorías.

La pandemia nos ha dejado grandes lecciones, estas debemos de aprenderlas, aquilatarlas y actuar para que no nos vuelva a suceder y que los que más pierdan sea los más pobres, los no beneficiados.

Pedagogía del diálogo político es lo que necesita nuestra clase política y nuestra clase económica y esta pedagogía sin duda debería ser libertaria, pero sobre todo, democrática. Las visiones únicas, las soluciones y los posicionamientos únicos no son democráticos, sino autoritarios. Se debe dar el salto cualitativo para que esta sociedad, los actores políticos, el gobierno y los sectores económicos asuman que las soluciones son colectivas y no sólo de un actor o de una sola visión o de sólo un proyecto económico.

Se hace necesaria pedagogía política para el bien de nuestra sociedad y construir una mejor sociedad, una sociedad más incluyente, una sociedad más dialoguista, una sociedad más justa y democrática.

Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista. iran_moreno@fepesp.org

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