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#ES TIEMPO… //¿Qué vuelvan “El Negro” Durazo y García Luna?

Por Martín Equihua

Mañana empieza en Nueva York el juicio a Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública del michoacano Felipe Calderón, y con él, la nueva oportunidad de demostrar que el crimen organizado, en México y el mundo, sólo prospera ahí donde ha reinado la corrupción –el uso privado de recursos públicos- en los órganos de gobierno a cargo de la seguridad de los ciudadanos.

A esta historia de complicidades perversas pertenecen personajes icónicos como el general Jesús Gutiérrez Rebollo, a quien no le cabían en el pecho las estrellitas de sus presuntos méritos, y que llegó a encabezar la estrategia antidrogas de Ernesto Zedillo –el presidente del FOBAPROA, el mayor saqueo de la historia-, pero que en realidad sólo fue un peón del narcotraficante del momento, el “Señor de los Cielos”. En la cinta Trafic, que le valió un Oscar a su director, Steven Soderbergh, se recrea al general mexicano quien desde la cima institucional de la “lucha antidrogas”, traicionó a la institución castrense y a todos los mexicanos.

Pero también pertenecen a esa estirpe, otros sujetos que rayan en lo ridículo, como el impresentable “Negro Durazo”, capaz de construir el Partenón de Zihuatanejo, con toda la simbología del mundo clásico griego; o el “Partenón a la corrupción” de Tlalpan, con caballerizas, pista de aterrizaje, canchas, ruedo, casa de juegos, galgódromo, lagos… Aberrante, y no por culpa de galgos o caballos, y menos aún de Atenea, la diosa helena de la sabiduría, la justicia y la guerra, a cuyo honor se levantó el Partenón original, 25 siglos atrás. Aberrante por el exceso y la estructura criminal desarrollada al amparo del poder presidencial de López Portillo, compadre del citado Durazo.

Se trata de tres personajes que son símbolos oscuros del antiguo régimen, cuyos voceros de hoy pretenden que la sociedad olvide.

QUE REVELEN COMPLICIDADES

El juicio a García Luna que mañana empieza en la Gran Manzana, podría revelar e iluminar la refinada red de relaciones entre criminales organizados –según les dicen- y otros que hasta juran hacer cumplir las leyes y la Constitución.

Una veintena de testigos está lista para acusar al ex director de la Agencia Federal de Inteligencia de Vicente Fox y ex secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón. Testigos como los tristemente célebres Edgar Villarreal, “La Barbi”, o Jesús “El Rey Zambada”, y otros ex colaboradores del ex funcionario, podrían cantar el origen de una riqueza obscena e ilegítima.

El ex funcionario está acusado de traficar cocaína a Estados Unidos por dos décadas, como aliado del Cartel de Sinaloa; de asociación delictuosa y de mentir a la autoridad norteamericana, entre otros delitos, y por ello, podría recibir condena de hasta cadena perpetua.

De sus nexos corruptores se podría ventilar cómo el ex funcionario trataba con perlas a un selecto club de periodistas, entre quienes se encuentran los más furibundos críticos actuales de López Obrador, como Raymundo Riva Palacio, Carlos Loret, Pedro Ferriz y otros, quienes, junto a los grandes medios machacones de todos los días, extrañan las decenas de miles de millones de pesos que cosechaban del erario.

Los 70 mil muertos ligados a la violencia delincuencial del sexenio del que fue titular de Seguridad Pública; como el incremento sin par de la circulación de drogas en las calles y de la adicción en detrimento especialmente del sector juvenil, también esperan que el juicio se convierta en bocanada de justicia.

Como ha dicho el presidente esta misma mañana, dicho juicio servirá “sobre todo, para que esto no se repita; que las élites no se sientan intocables…”, al tiempo que lamentó el casi unánime silencio de los grandes medios.

Y es a esta condición de desvergonzada complicidad con estructuras criminales, a la que la oposición desea regresar; junto al paraíso de condonación de miles de millones de pesos en impuestos a las grandes corporaciones, para las que se creó un marco legal a modo; como a la entrega de decenas de miles de millones de pesos a medios y periodistas que embellecían el escenario y maquillaban la corrupción.

P.D. A Claudia Sheinbaum le orquestaron una andanada desproporcionada, no por el accidente del Metro como decían, sino porque, con ese pretexto, le quieren minar a la mala su potencial de presidenciable. Aterra a opositores e ilustres voceros, la continuidad de la transformación desde una más rotunda visión de izquierda. Sueñan con el retorno de los insaciables vampiros que succionaban de múltiples formas el presupuesto público.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Martín Equihua. Periodista, sociólogo, maestro en políticas públicas, exdiputado federal.




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