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#OPINIÓN // Academia para élites o academia para el bienestar popular

Por Mario Ensástiga Santiago

Con el impulso del nuevo proyecto de Nación, más conocido como el de la Cuarta Transformación de la República (4T), el mundo académico ha sufrido, como otras tantas temáticas y sectores de la vida nacional, una tremenda sacudida, que ha dado pie a la continuidad de la polarización del país, ahora en lo relativo a la vida científica y tecnológica de México.

En lo particular aun cuando no soy académico de formación, he tenido por mi compromiso y práctica municipalista, buen contacto con el mundo académico, nacional y en Michoacán, por lo que debo decir con toda franqueza que no alcanzo a dimensionar de fondo lo que significa y puede constituir nuevas posibilidades para el desarrollo y crecimiento de México que aparezcan más obstáculos y retrocesos.

La probación reciente (viernes 28 de abril) de la nueva Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, que transforma el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt).

Durante la década de los años 90´ en los que empecé a construir mi experiencia municipalista, el contacto con académicos y académicas con interés por el desarrollo de los gobiernos locales de México, me permitió abrevar sin mayor reparo y cuestionamiento al conocimiento de las metodologías postulados por la corriente del New Public Management (Nueva Gerencia Pública-NGP) como el camino más rápido y eficaz para construir gobiernos que “cuesten menos y hagan más”.

Visiones y estrategias  orientadas a la modernización administrativa municipal (evaluación de la gestión y los resultados, manejo de recursos humanos y sistemas presupuestales entre otros), que buscan formalmente la democratización de la gestión municipal (participación de actores sociales en la toma de decisiones); si bien es cierto que la relación fue con municipalistas de distintas universidades y centros de investigación del país, el mayor contacto fue con académicos y académicas del Centro de Investigaciones en Docencia Económica (CIDE).

Con el paso de los años y la experiencia propia a partir de la capacitación, asesoría y acompañamiento de los gobiernos municipales con las visiones, metodologías, herramientas y dinámicas de la educación popular, en un contexto de la ideología y política de la izquierda mexicana democrática y popular, me posibilito reaccionar críticamente al conocer algunos estudios y experiencias municipales, me llamo poderosamente la atención algunos estudios sobre el funcionamiento de las administraciones municipales del país en las décadas del 90´ y primera mitad de la del 2000, donde la gran mayoría seguía funcionando de manera tradicional.

La NGP empezó a parecer principalmente en los municipios del norte y centro del país (85 por ciento), y sólo excepcionalmente en el sur, obedeciendo claro está vinculada a cuestiones y factores culturales, la NGP surgió con mayor frecuencia (40 por ciento) en municipios gobernados por el (PAN); 34 por ciento por el (PRI) y un 20 por ciento en municipios gobernados por el PRD, está situación también estaba ligada al mayor  perfil académico de las autoridades municipales, notablemente provenientes de las experiencias de la iniciativa privada.

A partir de conocer otras metodologías y experiencias de desarrollo local en América Latina como el Presupuesto Participativo de Brasil y otras inspiradas por el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL), inicio mi cuestionamiento a la implementación de la NGP, que de fondo me parecía que era un mecánica traslación de las lógicas de la administración privada a la pública, la experiencia práctica constantemente me demostraba que los municipios intermedios y chicos de México, requerían trabajar sobre otras lógicas metodológicas, específicamente de la democracia participativa y desarrollo desde lo local; por consecuencia los cuestionamientos a las lógicas de la academia nacional y michoacana empezó a radicalizarse, sobre todo cuando algunos destacados municipalistas en mi opinión se corrieron a la derecha y al conservadurismo y zona de confort, sobre todo en el periodo de Enrique Peña Nieto, el caso más destacado fue de Enrique Cabrero que se fue a presidir el Conacyt, junto con otros y otras destacadas académicas con quienes en un pasado reciente compartimos visiones y espacios de debate y análisis municipalistas.

De igual manera observé y constaté que los espacios de producción del conocimiento científico estaban en buena medida más a la acción académica a en sí misma, que, a la investigación aplicada en casos concretos, de ahí la socorrida tarea de buscar permanentemente becas para seguir estudiando y percibir ingresos económicos y acumular puntos en el Sistema Nacional de Investigadores, más que hacer investigaciones para resolver problemáticas estructurales y estratégicas.

Por estas razones y vivencias municipalistas me ha llamado la atención la polémica y diferencias que han surgido entre la 4T y de una parte importante de la academia en México, analógicamente me parece que es la misma bronca ante la necesaria revisión y ajustes del necesario costo económico de algunas instituciones como el INE y del CONACYT, fideocimiso y otras instancias de gobierno centralizadas y autónomas que significan mucho dinero para su funcionamiento así que reditúen grandes y sustantivos beneficios al pueblo de México, en un contexto de darle prioridad por elemental justicia social a los sectores y regiones del país más empobrecidas; por supuesto que entiendo y reivindico, que si no hay recursos para la investigación científica y tecnológica aplicada a problemas concretos, no hay posibilidad del desarrollo y crecimiento de México. 

Espero que de verdad como se ha dicho oficialmente dichas reformas sean avances en la política pública en materia de producción y divulgación del conocimiento, con el vínculo a una visiones y prácticas da las humanidades y  las disciplinas creativas de la investigación científica y la innovación tecnológica.

Hay muchas cuestiones que comentar, sin embargo, lo que no me parece para nada correcto y me repatea a la reflexión, es la incorporación de las secretarías de Marina y Defensa Nacional a la junta de gobierno del órgano encargado de la política pública en materia de la investigación científica y humanística, me parece de entrada y elemental sentido común inadmisible.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Mario Ensástiga. Asesor del Gobierno de Morelia 2018-2021. Capacitador municipal y Facilitador de Cursos y Talleres del Programa de Formación Municipal del Instituto Nacional de Formación Política de Morena.

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