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#ESPEJO ROTO // Autodefensas

“La máxima el fin justifica los medios, no puede aplicar solo para el Estado”.

—Anne Bellevieux

Por Rosmi Bonilla

Cuando el Estado deja de cumplir con sus obligaciones y los ciudadanos se hartan de sufrir las consecuencias de ese incumplimiento, nacen movimientos como el de las autodefensas en Michoacán.

Este 24 de febrero se cumplen diez años de que, con tan sólo tres armas, 220 pobladores de La Ruana se sublevaran ante la presencia, la injerencia y la apropiación de todos los aspectos de su vida por parte del crimen organizado.

¿Se trata de un ejercicio de participación ciudadana? En estricto sentido, no. Se trata de la falta absoluta de Estado de derecho que no deja opción a que los ciudadanos participen de otra manera en el bienestar de su comunidad.

Pero de lo perdido, lo encontrado. Si bien el Estado ha sido omiso por años en mantener la seguridad, con el surgimiento de las autodefensas, los ciudadanos se reencontraron con el poder que tienen si se organizan. Ese es, me parece, el QUID positivo de este asunto.

Cierto, no hubo tiempo, ni recursos técnicos o financieros para cuidar que los perfiles de quienes se integraron al movimiento convocado por Hipólito Mora fueran los adecuados. Pero es una falta salvable ante la magnitud del problema y la urgencia por resolverlo. Además, no debemos perder de vista que la seguridad pública es una atribución –incumplida, reitero– exclusiva del Estado y, si alguien es culpable del surgimiento de las autodefensas y de la falta de perfiles adecuados, es el mismo Estado.

Bueno, no conforme con lo anterior, todavía el Estado ¡se atrevió a infiltrar en el movimiento a integrantes del crimen organizado como “estrategia” para debilitarlo y desprestigiarlo!

El poder que demostraron los ciudadanos al organizarse resultó muy incómodo para el Estado, por un lado; y sumamente codiciado, por otro lado.

Así, la incomodidad y la codicia, intentaron acabar con las autodefensas que hoy, a 10 años de su fundación, demostraron que ni la fuerza del Estado, ni las amenazas del crimen organizado podrán acabar con el blindaje que los ciudadanos podemos y debemos hacer a nuestro bienestar y desarrollo. Sin duda, está en nuestras manos.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Rosmi B. Bonilla Ureña. Maestra en Gobierno y Asuntos Públicos Especialista en Comunicación Pública

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