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El chapulín de los calcetines rojos | Por Antonio Aguilera

 
@gaaelico
 
Hace exactamente un año, el 01 de marzo del 2017, el Gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, subía el siguiente post a su cuenta de twitter: “En México y en el @PRDMexico es hora de definir y de demostrar que nuestra propuesta es de izquierda, moderna y progresista […] En congruencia con esta postura, he decidido buscar la candidatura de mi partido, el @PRDMexico, a la Presidencia de la República”.
Eran los tiempos de la construcción del entonces llamado Frente Ciudadano por México, y por entonces ya existía una postura ríspida de parte del mandatario estatal contra el Jefe de Gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera.
Durante la mayor parte de 2017 el gobernador michoacano se entretuvo en los pasillos de la política nacional, buscando concretar su proyecto, y desde entonces su intención fue vista con sospecha por parte de la dirigencia nacional del que por entonces era su partido y del que se decía fundador. En el juego del sospechísmo de los diversos grupos del PRD, se basaba en la forma en la cual el mandatario se entendió a las mil maravillas con el presidente Enrique Peña Nieto en la aprobación de las llamadas reformas estructurales, en particular la reforma educativa, en donde el entonces presidente de la Junta de Coordinación Política trabaja de forma eficiente.
Si no fuera por el brazo operador de Aureoles Conejo en la Cámara de Diputados, la reforma se hubiera frenado. Mientras los senadores que asistieron a la sesión de Congreso General se retiraban del pleno, Dolores Padierna (PRD) se acercó a la curul de Silvano Aureoles. Entre manotazos, le espetó: ‘‘¡Te vendiste! ¡Ya sabemos para quién trabajas! ¡Pero esto no se va a quedar así!’’
Aureoles no acertó a responderle, mientras la senadora exigía a sus compañeros de corriente (IDN): ‘‘¡Detengan esto, es una irresponsabilidad!’’.
El papel de Aureoles de la mano de EPN en el Congreso de la Unión levantó ámpula en muchos sectores del PRD, que veían en esa cercanía algo más que una alianza coyuntural, y quedó demostrada con la contienda en el 2015 para la gubernatura de Michoacán, en donde fue evidente el respaldo del Gobierno federal a su candidatura y la legitimación de su triunfo.
“El Gobernador más priísta” decían de él en los entretelones políticos, y salvo los suyos, fue visible su alejamiento de los preceptos de la izquierda, y también asumió una postura intransigente contra los movimientos sociales y ciudadanos.
Sin embargo, no hay mucha novedad en las posturas acomodaticias de Aureoles Conejo: desde el 2000 cuando Silvano fue presidente municipal de Zitácuaro hasta como diputado federal de la legislatura pasada, no concluye las encomiendas que los ciudadanos da con su voto. Esto lo ha hecho desde hace 17 años, cuando llegó a la Cámara de Diputados. Al terminar el primer año, pidió licencia para ser presidente municipal de Zitácuaro. Como alcalde pidió licencia para formar parte del gabinete de Lázaro Cárdenas.
En 2006 se convirtió en senador, cargo al que pidió licencia dos veces (2007 y 2011) para buscar la gubernatura. En ambas perdió y no tuvo de otra que regresar a su escaño. En 2015, como diputado, volvió a competir por el mismo cargo y pidió licencia por quinta vez en su vida. En esta ocasión ganó.
Al asumir el puesto, Aureoles prometió dedicarse de lleno a ayudar a un estado que venía de una desastosa administración que tuvo que ser sustituida, de facto, por un Comisionado Federal.
Durante el 2017 la versión de que pediría licencia para ir en pos de la candidatura presidencial fue constante, sin embargo, se le atravesó la pericia de Ricardo Anaya para quedarse con la candidatura del Frente por México, proyecto que el mandatario estatal jamás apoyó.
En diciembre pasado, cuando desistió públicamente que ya no buscaría la candidatura presidencial por su “partido”, el Gobernador anunciaba: “mi responsabilidad y mi empeño hoy por hoy es Michoacán. Ser Gobernador de mi estado es el más alto honor que la vida me ha dado”. Y refrendaba su convicción de “izquierda”.
Pero sus principios llegaron a su fin ayer sábado 21 de marzo, en donde anunciaba públicamente su apoyo a la candidatura presidencial del candidato del PRI, José Antonio Meade, quien apenas atinó a agradecer lo obsequioso del Gobernador tránsfuga y el refrendó su compromiso con un “no te fallaré”.
El pasado 27 de febrero, en la última gira de Enrique Peña Nieto a Michoacán antes de la veda electoral, el mandatario federal alagó el color de los calcetines del gobernador Silvano Aureoles en clara alusión política.
Durante la entrega de obras carreteras en el municipio de Venustiano Carranza, el jefe del ejecutivo federal se refirió al color de los calcetines del gobernador y lo comparó con el de su partido el Revolucionario Institucional. Peña le dijo a Silvano: “Saludo al señor gobernador del estado de Michoacán que trae unos calcetines muy bonitos, me decía “no crea que es mensaje subliminal”… pues sí lo es, le va a ir bien gobernador… No deje de llevarlos, le van bien y más de ese color”.
Hoy el alma política de Silvano Aureoles lleva el color de sus calcetines…
 

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