Por Héctor Tapia
Mucho ha alardeado el PRI de ser el segundo partido más votado en Michoacán. Pero la circunstancia actual que enfrenta es completamente distinta a la que se vivió en el proceso electoral pasado.
Cierto en el proceso electoral el PRI del 2021, la elección pasada, obtuvo más de 216 mil votos para las diputaciones locales, y casi 270 mil para ayuntamientos, pero en ese momento la circunstancia y actores eran diferentes a los que tendrán para participar, no sólo como candidatos, sino como operadores, para el proceso que avanza.
En contraparte, Morena en ese proceso electoral obtuvo 457 mil votos en las elecciones de diputaciones locales, y 403 mil en lo que respecta a los ayuntamientos.
Tanto el PRI como Morena fueron en coalición en el proceso pasado; el primero se alió con el PAN y PRD en ciertos distritos locales y ayuntamientos, pero si en la gubernatura; mientras que Morena se alió sólo con el PT.
Es decir, la votación que acabamos de referir le dejó al PRI como el segundo partido más votado en el estado, pero como el de oposición con más votación.
Sin embargo, a partir de que se definieran los resultados del 2021 en el PRI, particularmente, hemos podido observar no sólo algo que podríamos llamar llanamente como migración sino como rupturas, mismas que causarán un daño en los resultados electorales del proceso actual.
Después de las elecciones en el 2021, en Michoacán, se han dado tanto renuncias como expulsiones en el PRI, las cuales marcarán la diferencia en votos, y por tanto disminuirán la competitividad electoral del tricolor. Es decir, no traen las canicas que dicen tener, y -probablemente- no “merezcan” las exigencias que plantean en la mesa de negociación con el PAN y con el PRD.
Aunque, de estos dos últimos partidos el que menos podría exigir en estos momentos es el PRD, porque es el que más se ha mermado, principalmente a partir del 2018, que culminó en perder la gubernatura en el 2021, y que se perfila a ir perdiendo más cuadros en los municipios.
Pero regresemos al PRI. En este 2024 ya no trae los activos y operadores que todavía tenían en el 2018 y en el 2021, por lo que lo que pone en la mesa de negociación, de entrada, parece ficticio.
Después del 2018, y el 2021, el PRI ha venido perdiendo operadores políticos en tierra, y que también fueron emblemáticos en su momento, entre ellos Fausto Vallejo Figueroa, Jesús Reyna García o José Trinidad Martínez Pasalagua, como actores de los más visibles en ese entonces.
Después del 2021 se sumaron a las renuncias Marco Polo Aguirre, Eduardo Orihuela Estefan, Jesús Luna Morales, y hay actores que todavía generan expectación de qué sucederá con ellos como por ejemplo el ex dirigente estatal Víctor Silva, o aquellos que eran afines a Miguel Ángel Osorio Chong, o afines al grupo Atlacomulco en el estado.
No hay que perder de vista que para este proceso electoral nacieron dos nuevos partidos locales, impulsados principalmente por ex priistas, MÁS Michoacán, que impulsó Jesús Reyna, y que adhirió a actores como Jesús Remigio García, y Tiempo por México, que aunque Karla Martínez es la dirigente estatal, está muy ligado al sector transportista que dirige Martínez Pasalagua.
Estos dos partidos locales no sólo están obligados a ir solos a la contienda, sino que se abre de manera paralela como una alternativa para aquellos priistas que no están contentos con la línea de su dirigencia nacional, e incluso la estatal.
Aunque la situación no para ahí, hay priistas que se están vinculando ahora con la Cuarta Transformación, a nivel nacional ha sido evidente y ha sido pública la intención de fortalecer al Verde, de la alianza con Morena; y en esta ruta hay varios que se han ido sumando, lo que también va “enflacando” al PRI en la capacidad de generar votos para sostener lo que obtuvo en la elección pasada.
Algunos aseveran que el PRI podría perder hasta el 50% de sus votos en el estado en la siguiente elección, respecto a la última elección; quizá sea exagerado, podría ser mucho menos. Pero de que ha perdido operadores en tierra a favor de su partido, su proyecto, lo ha hecho. Aunque, y también es posible, que en “un golpe de timón”, a partir del orgullo, reviertan a su favor las condiciones que se advierten negativas.
Con todo, el PRI del 2024 en Michoacán, y en todo el país, no es el mismo del 2021, y pretende negociar con esas tablas, aunque por otro lado tampoco hay números fríos actuales que permitan medir los impactos de ciertas salidas, y eso se verá sólo hasta que concluya este periodo.
