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José Manuel Mireles, a la búsqueda de nuevas trincheras

Por Antonio Aguilera
@gaaelico
Las tertulias del Doctor José Manuel Mireles discurren ahora con otros participantes y buscan nuevos objetivos. Atrás quedan las pláticas con sus llamados “generales” detrás de las barricadas improvisadas con costales de arena en las tardes cálidas de Tepalcatepec, mientras aguzaba  el ojo ante la posible presente de integrantes de los Caballeros Templarios.
Tras tres años en prisión, al fundador de las autodefensas algo le quedó claro: para cambiar las condiciones de pobreza y violencia en el país, ya se requiere de otros foros, se requiere de otro diálogo en otras esferas.
Este día, Mireles Valverde sostuvo un encuentro con un foro variopinto: líderes sociales, políticos con membresía de izquierda (léase PRD, Morena y algunos con un pie en ambos partidos) académicos, algunos estudiantes y uno que otro periodista. En la mesa están Cristina Portillo, Osvaldo Ramírez, Juan Pablo Puebla, pero también académicos como Eduardo Nava, y otros.
Primero, escucha el nombre de los presentes y jamás deja de mirar a los ojos, y luego él sólo se presenta: “yo soy José Manuel Mireles y soy de Tepalcatepec”. Detrás de su mirada triste, que se arrincona debajo de su ya mítico sombrero del que jamás se separa, es visible un hombre delgado y afectado por los estragos del encierro, pero el autodefensa no se arredra: “el cardiólogo me dijo que estoy listo para otra guerra”.

Lo más visible de Mireles son sus manos: largas, delgadas, blanquizcas, en donde se ciñe el anillo masónico que indica su grado dentro de la orden. Las manos se mueven al unísono con sus palabras, como si tratara de dirigir una orquesta, pero su objetivo es otro, y ahora quiere dirigir un movimiento: “hay que levantar conciencias, despertar a la gente. Todos ustedes son políticos y saben lo que se necesita para despertar conciencias”.
Tal vez quienes lo escuchan no tengan capacidad para hacerlo, o tal vez no les interese, pero el Doctor de Tepalcatepec no ceja en su intento de sumarlos y pedirles su apoyo: necesitamos abrir nuevas trincheras, no con objetivos electorales, sino asumiendo conjuntamente que necesitamos pacificar a Michoacán”.
Al sentirse entre algunos viejos compañeros de trabajo (Mireles trabajó en el Gobierno de Leonel Godoy) y de partido (en algún momento militó en el PRD), rememora su pasado burocrático y en la arena política michoacana: “fue fundador del PRD en Estados Unidos, fundador de los foros de Migrantes, trabajo en el gobierno de Leonel, y fui director del Hospital Dr. Miguel Silva”. Con pausas, Mireles hace un recuerdo de su pasado político y lo hace con sagacidad porque sabe que está entre políticos.
La apuesta ahora es otra, destaca que la lucha armada contra la delincuencia ya tuvo su momento, y ahora hay que explorar otros escenarios, más en la lucha social: “No fue Mireles el que triunfó contra el crimen en Michoacán, sino la necesidad de los michoacanos de sacar a los criminales de sus comunidades y de sus pueblos”.
Para Mireles, la política está contaminada de origen, por eso mejor pinta su raya de partidos y gobernantes. Refiere que el crimen organizado es más agresivo cuando interviene el Gobierno, y que en aquellos lugares, en donde la marginación y la violencia se cruzan, a veces es difícil distinguir entre la delincuencia y los intereses políticos.
“Yo ando buscando trincheras sociales, no pretendo armar a nadie, hasta el Arzobispo me confió que él ya no está para portar un rifle, pero yo le dije que no es necesario, ya que tiene la mejor trinchera de todas, en donde todo el mundo sí hace caso: el púlpito”.
Mireles aún tiene que ir a firmar al juzgado federal de Uruapan mes con mes, pero alterna su libertad condicional con una nutrida agenda de reuniones y encuentros: lo mismo habla con periodistas, que con sus “generales”, los viejos autodefensas que lo acompañaron a la conquista de los pueblos de tierra caliente; también recibe delegaciones internacionales organizaciones sociales, pero en todo momento ya no se separa de su familia. “Mi Lucha no va a parar hasta que consiga la paz de Michoacán”, resume. Mireles, el nuevo Mireles, ahora solo disparará palabras, ya que sabe que esas tienen casi el mismo efecto que el plomo.
 

 
 

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