Paradójicamente, lo peor que pudo ocurrirle a la izquierda democrática en México fue la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República. La victoria electoral de AMLO desdibujó a la izquierda democrática, menguó la fuerza de muchos de sus liderazgos y minó el arrastre social de sus diversas corrientes y manifestaciones.