OPINIÓN / 21 años de gasto operativo del IFE / INE

Por David Alejandro Delgado Arroyo

Recuerdo cuando en 1994 se acusaba al entonces IFE de ser IFELANDIA por la gran cantidad de recursos con los que operaba. Hoy en día hay poca información para valorar esa circunstancia. Pero tenemos con mucha certeza información desde 1999 a la fecha, publicada en el Diario Oficial de la Federación (salvo 2020 que se toma de la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados) respecto a lo aprobado como Presupuesto de Egresos de la Federación.
Por ello, una forma de poder calcular de manera relativa la información, lo cual nos da mayor objetividad, es haciendo la proporción con el Gasto Neto Total del presupuesto de Egresos de la Federación, que prácticamente es el Total del Gasto Público Federal, sin considerar balances de la empresas del Estado y otros ajustes.
Si nos vamos solo a las cifras sin relativizarlas, lo que nos encontramos son solo datos que no consideran inflación ni crecimiento de la población a atender (lista nominal) con todas sus consecuencias, además del incremento de atribuciones.
Lo primero que hay que entender es que no son lo mismo los años que hay elecciones, de aquellos en los que no las hay. Tampoco es lo mismo el año previo a la elección al año posterior a la elección; y tampoco son los mismo estos años, puesto que cada seis años se abre la puerta para el el procedimiento de registro de nuevos partidos políticos nacionales el año posterior a la elección presidencial.
Tampoco es lo mismo analizar un presupuesto del IFE antes de 2007, del IFE/INE a partir de 2008 que se implementó una nueva reforma con nuevas atribuciones a la autoridad electoral en materia de administración de los tiempos del Estado en Radio y Televisión, además de lo Contencioso Electoral; o bien, a partir de 2014 en que se asumieron nuevas atribuciones, ahora con competencias locales en varios rubros.
También hay que considerar el proceso de transición para lograr la concurrencia electoral iniciado en 2008 y que prácticamente en 2021 estará llegando a sus últimas fases.
Todo ello impacta en el gasto electoral, el IFE/INE no es una institución cuyo gasto se calcule solo con incrementos inflacionarios con respecto al último ejercicio; el IFE/INE es una institución que representa el mejor ejemplo de que su presupuesto debe estar acorde a sus responsabilidades, las cuales varían cada año, por todo lo anterior comentado.
Y sin embargo, a pesar de toda una narrativa en contra del excesivo gasto electoral, el INE ha demostrado una historia de éxito en el cumplimiento de sus obligaciones al cada vez operar con menos recursos. Pero hay que tener mucho cuidado en que podemos estar enfrente de un nodo de tensión extrema entre obligaciones y recursos.
Tan solo hay que observar como el presupuesto del IFE en el año 2000 que hubo elecciones presidenciales, significaron 0.45%, seguidas del 0.41% de las intermedias de 2003, para continuar disminuyendo a 0.39% en las presidenciales de 2006; siguiendo su diminución en las intermedias de 2009 con el 0.32%; para que en las presidenciales de 2012 se llegara al 0.29%; continuando su descenso en las intermedias de 2015 con el 0.28%; con la primera elevación relativa en 2018 al 0.33%.
La última elevación relativa mencionada de 2018 debe ser entendida a la luz de las nuevas facultades de la reforma de 2014 aplicables a una elección general que incluye elecciones de Presidencia de la República, Senadurías y Diputaciones Federales, junto con atribuciones en materia local para administrar varios procedimientos de las elecciones locales que alcanzaron una concurrencia de 30 entidades federativas.
Podríamos afirmar que en presupuesto hoy aprobado por la Cámara de Diputados para 2020 que es año previo a la elección intermedia y que significa 0.19%, puede ser comparable con el 2014 con un 0.18% y que entonces no hay problema. Pero deben considerarse varios factores que lo hacen diferente; en primer lugar, a diferencia de 2014 cuando se iba rumbo a un proceso electoral con 16 entidades concurrentes, estamos ahora frente a una concurrencia electoral doble que es de 32, ello implica la necesidad apremiante de preparativos aún antes del inicio en septiembre de 2020 de los procesos electorales federal y locales (en su mayoría, aunque el resto alcanzan en los siguientes meses).
También hay que considerar que la fase de reclutamiento de Capacitadores Asistentes Electorales y Supervisores Electorales se ubica en este año de 2020, y que luego de dificultades de colaboración presupuestaria de las entidades en 2015 para estos operativos, el INE decidió asumir con plenitud esta fase, lo que eleva los requerimientos.
También es importante aclarar que la estructura del servicio profesional Electoral Nacional debe estar completa antes del inicio del proceso electoral correspondiente, para garantizar el profesionalismo que caracteriza a la institución.
Ni que decir de los preparativos para el ejercicio del voto de los mexicanos residentes en el extranjero en las entidades federativas que como Michoacán tendrán elección de Gubernatura; al igual que todo lo que representa actualizar la credencial para votar con fotografía, cuyos trabajos mas intensos se ubican en 2020.
De igual forma, es importante mencionar que como un cuerpo de carrera el servicio profesional electoral nacional, por lo tanto es un trabajo técnico calificado o por especialización en su función, de manera que entra plenamente en las excepciones señaladas en el artículo 127 constitucional para tener percepciones que pueden exceder la mitad de las remuneraciones establecidas para el Presidente de la República.