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BRACEROPROA / Sara Soto, espera promesa de 38 mil pesos

América Juárez Navarro
Morelia, Mich., Doña Sara Soto Valencia tiene 84 años, con caminar pausado y encorvada atendió la convocatoria hecha por el grupo llamado “Alianza Braceroproa” que encabeza Ventura Gutiérrez Méndez; su esposo Pablo Martínez ya murió hace nueve años, en la espera de 38 mil pesos que el Gobierno Federal les dio como “limosna”, pese a que fueron más los años de exilio de su país de origen para buscar trabajo como “jornalero agrícola”.
La mujer de la tercera edad, apenas escucha, ya no ve, señala a esta reportera, mientras se detiene ataviada en un sencillo suéter y cobija ante la inclemencia de las bajas temperaturas, pide espere un momento para escuchar las preguntas.
Su esposo emigro a Estados Unidos entre 1942 y 1967, periodo en el que el Gobierno Federal les retuvo a los migrantes de ese año el 10% de su salario, para tener un fondo que se suponía sería reintegrado a los braceros, pero el mismo desapareció, sin que hasta la fecha se les haga justicia, “el murió esperando su pago, ya tiene unos nueve o diez”, dice enfática la mujer de pelo cano, que además recuerda que acompañó en varias ocasiones a Morelia a su pareja.
“Yo venía a Morelia con él, pero ahorita ya no veo tengo 84 años”, dice mientras reconoce que tiene muchas dificultades, pese a que este año no existe ninguna partida presupuestal para atender el problema del Braceroproa, doña Sara otorga su confianza total al presidente de la República.
“Si tengo confianza en el presidente, más antes decía ahí en la televisión que si le va ayudar a los braceros, yo si tengo que si va apoyarnos”, refiere mientras recuerda que su esposo estuvo de jornalero, “andaba de una parte en otra, anduvo en Oregón, Williston, Los Ángeles, Fresno”, comenta la mujer que no precisa los años que estuvo en aquel país, como miles de michoacanos que emigran en busca de trabajo.
Ventura Gutiérrez asegura que en promedio mueren en Michoacán cada dos días, entre uno dos exbraceros o viudas de estos, y Doña Sara lo confirma, pues también otra pareja que acudía a buscar se les pagara lo que se les debe, fallecieron ambos en la espera de que se les pague sus recursos.
“De las que venían, venía un señor y una señora, venían los dos también, los dos murieron, quedó un hijo, pero no sé si vendrá o no, y cuando fuimos a una parte, no me entre lo espere, quebraron la puerta para que saliera el que iba a dar el dinero y nunca salió, porque hicieron ansina, cuando fuimos abrieron una puerta, y dijeron los que salieron quebraron las macetas, y la señora si salió, y el hombre se ha de ver escondido (SIC)”, describe doña Sara, al recordar el episodio del 2004 donde entraron al Rancho del entonces presidente de la República, Vicente Fox Quezada en Guanajuato.
Al continuar con su relato, indica que durante años también apoyado al movimiento con recursos y en especie, “dábamos de 20, 30, 100 o 200 pesos, y también le traíamos cositas a la licenciada Alma para que comiera”, dice, mientras recuerda que ha dado de a poquito, porque ya las tierras que tenía ha vendido para vivir, y sentencia, “voy a luchar hasta que se acabe, hasta donde pueda”, mientras se suma a la protesta que parte de la plaza Melchor Ocampo.




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