Héctor Tapia
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) enfrenta varias complicaciones frente a las renovaciones tanto del Consejo Político como de lo que será la dirigencia estatal del partido; en ambos casos no es sencillo lo que está por venir, ni las decisiones que habrán de tomar.
Para el caso específico del Consejo Político Estatal, vencido desde noviembre del 2017, este proceso de renovación está impugnado ante el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán por los afines al ex gobernador interino Jesús Reyna García, luego de que se les negara el reconocimiento de su militancia.
Pese a esta impugnación, el Comité Ejecutivo Nacional emitió una segunda convocatoria, para la cual, en consecuencia, sólo se registró “una planilla de unidad”, impulsada por los que no alcanzaron a registrarse en la primera, pero con la diferencia de que ahora el actual dirigente Víctor Silva Tejeda se alió y concertó con estos, de afinidad hacia los Orihuela, Marco Polo Aguirre, entre otros. Y que además se excluyó a equipos como el identificado con el ex alcalde y ex diputado local Wilfrido Lázaro Medina.
Este movimiento o “cambio de estrategia” de Silva Tejeda, para muchos en el partido es para blindarse y tener el respaldo, según su lectura, para brincar a una candidatura para el siguiente proceso electoral, a partir de que advierte que el CEN se habrá de imponer en las decisiones.
Se está a la espera y expectativa de lo que resuelta el Tribunal Electoral local, porque de dar su fallo a favor de los inconformes, a quienes se les negó el registro por el tema de su militancia que era uno de los requisitos en la primera convocatoria, entonces la segunda convocatoria quedaría sin efecto, y cambiaría drásticamente el escenario político interno en el partido.
Por su puesto, a partir de ello, la apuesta de quienes se registraron con la segunda convocatoria, es que el Tribunal deseche esa inconformidad, ese juicio de protección de los derechos políticos, aunque quedaría todavía la ruta de llevarlo hasta la Sala Regional de Toluca.
Esto lleva invariablemente al segundo reto que enfrenta el partido, que es la definición de la ruta para la renovación de la dirigencia estatal, y el proceso mismo para ello. Si es que se da, antes de que inicie el proceso electoral, porque una vez iniciado no podrán realizarlo, así lo establecen los estatutos.
Silva Tejeda ya lo dijo públicamente él no estará ni un día más al frente del PRI Michoacán; por tanto, el CEN tendría que designar a un Delegado en funciones de dirigente, en tanto se desahoga lo relativo al proceso de renovación, que en cierta forma depende de lo que se defina del Consejo Político Estatal, como se dijo en párrafos anteriores.
Ante esto, para asumir la posición de Delegado Especial en funciones de dirigente, se ha manejado al diputado local Marco Polo Aguirre, esto si no se elige estatutariamente una nueva dirigencia antes de abril; y que por lo complejo del tema y los tiempos encima, se advierte que Marco Polo asumiría esta posición, para que en los siguientes seis meses desahoguen la renovación de la dirigencia.
Para ella están varios interesados: Antonio Guzmán Castañeda, actual Secretario de Organización del partido, y que tendría que renunciar al cargo para contender, es impulsado por Silva Tejeda; y está también el ex legislador local Mario Armando Mendoza, impulsado por los Orihuela. De manera adicional se ha manejado que el mismo Wilfrido Lázaro Medina buscaría la dirigencia, pero dadas las condiciones políticas en el partido, lo advierte complicado.
