Michoacán: el fracaso de la educación a distancia en tiempos de pandemia

El coronavirus llegó de repente y encontró mal parados a millones de seres humanos en todo el mundo. También en Michoacán. El virus no es responsabilidad de los gobiernos, admiten expertos, pero sí lo es no haber preparado a tiempo las medidas para hacer frente a esta o cualquier otra contingencia. Es el caso de la educación, en donde jamás se ha hecho un esfuerzo serio por abordar la urgente digitalización educativa que cada vez se afianza más en el mundo. Palabras más, palabras menos, la realidad es que la educación a distancia en tiempos de coronavirus parece ser un rotundo fracaso en la entidad.  

Por Eduardo Pérez Arroyo

Morelia, Michoacán.— Todas las historias directas recopiladas para esta nota son reales y corresponden a personas, niños y adultos, que viven y trabajan en Morelia o sus alrededores.

Ángel no tiene internet en su casa. Su maestra le deja tareas a diario. Todos los días Ángel camina tres cuadras hasta el ciber más cercano. La distancia no es tanta, y el dinero le alcanza bien para permanecer un par de horas frente a la computadora.

El problema: lo hace junto a varios otros niños y adultos que, como el, necesitan conectarse y no pueden hacerlo en casa.

En su caso, la sana distancia es una quimera. 

—Entre las razones que hacen que el hogar no sea un entorno adecuado para que los niños hagan sus actividades escolares —dice Érick Avilés Martínez, director de Mexicanos Primero en Michoacán— están la pobreza, incluyendo la alimentaria; la falta de infraestructura, conectividad y equipamiento tecnológico; la falta de condiciones propicias para la concentración y el aprendizaje en los hogares (silencio, armonía, iluminación adecuada); el hacinamiento ya preexistente en una enorme mayoría de hogares; y la violencia, el estrés, la ansiedad y las dificultades de convivencia entre las familias.

Beatriz, una reportera local que está sola a cargo de sus dos hijos, lo sintetiza con contundencia:

—Para las mamás que trabajamos, la educación a distancia es una pesadilla.

Esta misma semana Lizette Ramos Robles, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara, también afirmó esta semana que “la casa no es el lugar adecuado para las clases, ya que hay distractores que impiden el aprendizaje de los niños”. También recomendó que las sesiones educativas en línea no duren más de 20 minutos para evitar que los estudiantes se aburran, y que lo mejor complementar las clases con actividades artísticas o que fomenten su desarrollo emocional.  

—Es más difícil que mi hijo tenga disposición y ponga atención —explica Beatriz—. No quiere hacer los trabajos, o los hace muy lento, y desde que le dan clases por videoconferencia ya no quiere trabajar por su cuenta. Sólo trabaja lo poco que hacen con la maestra.

A eso, agrega, hay que sumarle que muchos padres de familia “son irresponsables, conectan a sus hijos tarde o no les apagan el micrófono”.

—El Día del Niño nos tocó esperar media hora a que una mamá conectara a su hija porque tenían que estar todos para iniciar las actividades. Como las sesiones sólo son de 45 minutos, solo nos quedaron 15 minutos de clase…

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—No es fácil encontrar un esquema de trabajo que haga atractivo el aprendizaje —dice Daniela, mamá de Camila, de 10 años—. Además debo compaginarlo con mi propio trabajo y mis actividades diarias.

Su hija, dice, se aburre y ella no tiene las herramientas pedagógicas para hacer efectiva la enseñanza.

—En un grupo, la dinámica junto a los demás niños ayuda. Pero estando ella en casa me veo obligada a explicarle y dejarla ratos sola, a la espera de que resuelva lo que le acabo de explicar. Todo eso junto con mi trabajo, la comida y las labores de la casa…

Otra de las limitantes para el adecuado aprendizaje en casa, dice Érick Avilés, es la falta de alguien que guíe el aprendizaje de los niños, como lo hace un maestro en el aula.

“La pérdida de la convivencia con los amigos y compañeros, tanto en el aula, como en las instalaciones recreativas y deportivas de los planteles o al salir de las escuelas afecta indudablemente el aprendizaje de los niños”, asegura.

Pero el caso de Daniela está lejos de ser de los más dramáticos.

—Tengo estos problemas aún cuando se trata de una niña en una escuela privada y tenemos el apoyo de más de una familia —admite—. Imaginemos, por ejemplo, una madre soltera con 3 hijos, en escuela pública de Cuto del Porvenir…

Diana no vive en Cuto del Porvenir sino en Tarímbaro. Su historia exhibe crudamente que la realidad siempre puede ser peor.

—Anteayer tenía 15 pesos —dice—. Tuve que elegir entre ponerle 10 de saldo al celular o darles de comer.

Viven en el fraccionamiento Valle Real. Eligió dar de comer a sus hijos.

—Compré dos paquetes de pasta y unos jitomates. No pude poner saldo al celular y mis hijas se quedaron sin hacer la tarea. Al día siguiente la maestra nos regañó.

Otros días, dice, hay más suerte.

—Cuando tengo dinero le pongo 10 de saldo a mi celular. Mis hijas descargan sus tareas, las hacen en sus propios teléfonos y cuando están listas las mandamos a la maestra. Rápido, para que no se le agote el saldo a mi celular.

Así funciona hoy la educación a distancia en Michoacán.

LA INTENCIÓN NO BASTA

La educación a distancia, que ante la pandemia que afecta al mundo ha sido la alternativa utilizada por gobiernos de todo el mundo, requiere aspectos mínimos que ni en México ni en Michoacán fueron abordados a tiempo.

“La crisis sanitaria ha obligado a cerrar los centros educativos. Una crisis que, sin embargo, ha encontrado esperanza en un conjunto de iniciativas englobadas en el aprendizaje a distancia. Es una metodología basada, como su nombre indica, en no requerir que alumnado y profesorado compartan espacio físico para desarrollarse. Esta se da, de forma más o menos habitual, a partir del e-learning o modalidad online derivada del aprendizaje a distancia que hace uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)”.

La afirmación es de la página web aulaplaneta.com, el área de educación del Grupo Planeta que impulsa proyectos y desarrolla contenidos y soluciones educativas digitales.

Sin embargo, afirma la misma fuente, la verdadera educación a distancia no se trata solo de poner a los alumnos a hacer tareas en su casa, tomarles una foto y enviarla a los maestros. 

“El e-learning implica un conjunto de requisitos sin los cuales difícilmente puede desarrollarse. Entre ellos, necesita de una infraestructura TIC y una conexión a Internet lo suficientemente potentes; requiere de unos mínimos conocimientos informáticos y digitales por parte de sus usuarios; e implica un grado de autodisciplina mucho mayor que en la formación presencial”.

Pero en Michoacán, según las cifras oficiales del último censo del INEGI, apenas 22.9 % de las viviendas particulares habitadas en el estado disponen de Internet, y solo 23.8 % de una computadora.

Respecto de los conocimientos informáticos y la autodisciplina necesaria de maestros, alumnos y padres de familia, la realidad habla por sí sola.

—Solo tengo una computadora en casa, que usamos todos y yo también trabajo —dice Beatriz—. Debemos alternar su uso.

La falta de preparación llega a tal grado que las situaciones se vuelven cómicas.

—Hoy la maestra se enojó y apagó su micrófono porque los alumnos no le hacían caso. Los dejó hablando entre sí, y yo me quedé esperando la computadora para empezar a hacer mi trabajo.

Por lo demás, hay dinámicas irremplazables que ni siquiera la mejor computadora puede reemplazar.

—Los maestros piensan que las mamás no trabajamos… Hoy, de la nada, se les ocurrió pedir popotes para una clase. El maestro quería que nos pusiéramos a hacer un instrumento, y que agujerara una tapa y no sé qué tanto.

“Muchos maestros no están capacitados para la digitalización del sistema educativo”, dice Avilés desde Mexicanos Primero. “Tal vez sean la enorme mayoría. Ni siquiera hay información precisa y reciente al respecto”.

El especialista detalla que esta carencia “tiene que ver con dos factores: la formación inicial y la formación continua.

“La inicial proviene de las escuelas normales, lo que lleva a señalar que a nivel nacional no se ha fortalecido desde los planes y programas de estudio, mucho menos en el seguimiento de la enseñanza del empleo de las TIC para el aprendizaje. En ese caso, la responsabilidad es directamente de la Secretaria de Educación Pública federal”.

“En cuanto a la educación continua”, agrega, “hay dos vías: primero, que desde la ley no se requisita para contratar profesores que ellos deban dominar el uso de las TIC para la educación. Entonces, al ahora requerirse de manera contingente el uso de las TIC, quienes están totalmente obligados a capacitar a su planta docente son las autoridades educativas.

“Y en el caso de las escuelas públicas, deben capacitar forzosamente a su plantilla laboral a nivel nacional. Lo están haciendo a través de los seminarios de Google para la Educación, con avances y resultados muy debatibles”, termina.

Giancarlo, profesor con plaza federal que trabaja en una escuela de Lázaro Cárdenas, entrega su parecer. Su visión sintetiza las carencias expresadas en esta investigación.

—En las actuales circunstancias la educación a distancia no sirve. En algunas universidades sí, pero ellos ya tienen la infraestructura. Los alumnos saben a lo que van, conocen los cursos online, y saben que deben tener ciertos recursos digitales.

“En Michoacán”, añade, “por la premura con que se hicieron las cosas, el programa no sirve. No hay igualdad de condiciones para el acceso ni preparación docente, y en muchos casos los alumnos no pueden acceder a ciertos materiales o explicar cosas. Hasta ahora, el mayor aporte que ha hecho la educación a distancia es profundizar la brecha que hay entre el entorno urbano y el rural”.

DINERO HAY

Un cálculo simple —con un margen de error relacionado con las fluctuaciones de las monedas, las condiciones estructurales básicas, la existencia de más zonas rurales y aisladas en México, y los distintos costos entre distintos países, entre otros— revela que más que dinero, lo que falta para digitalizar las clases en México y en Michoacán es voluntad.

Entre diciembre de 2018 y enero de 2019, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) paralizó Michoacán durante 32 días. Según el Consejo Coordinador Empresarial (CEE), las pérdidas generadas por la invasión en zonas estratégicas del estado ascendieron a 25 mil millones de pesos, poco más de la mitad de lo que costó reconstruir el país tras el terremoto del 2017.

En septiembre del año 2019 la secretaria de Educación de España, Isabel Celaá, anunció una inversión de 226 millones de euros (equivalentes a casi 6 mil millones de pesos mexicanos) para digitalizar completamente las aulas de toda España, un país de casi 47 millones de habitantes. El programa, hoy en curso, contempla conectividad en todos los centros educativos, formación continua a docentes, modificación de los espacios físicos de los colegios y 250 mil nuevas plazas relacionadas con formación tecnológica en cinco años.

Es decir, el plan de digitalización para toda España durante cinco años cuesta una cuarta parte de las pérdidas que generó la CNTE en un mes.

Pero Michoacán está lejos de eso. Ángel seguirá caminando tres cuadras diarias y exponiéndose a la pandemia al no tener internet en su casa. Beatriz seguirá esperando que a la maestra de su hijo se le quite la rabia para recobrar su computadora y realizar sus propias labores. Diana seguirá escogiendo entre alimentar a sus hijos o dejarlos hacer la tarea.

Lo concreto es que, por razones antiguas y actuales, el plan de educación a distancia promovido por las secretarías de Educación federal y estatal camina directo a convertirse en un nuevo fracaso.