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Enemigos íntimos: la obsesión de Felipe Calderón con López Obrador

En todo libro es posible establecer con cierta exactitud cuáles son los temas que más apasionan a su autor mediante la simple constatación de las veces que se mencionan. En “Decisiones difíciles” hay al menos 86 alusiones a Andrés Manuel López Obrador. De ellas, al menos 50 están destinadas a descalificarlo. Esta nota no pretende ser un juicio de valor, sino algo más simple y pedestre: exhibir la obsesión de Calderón con AMLO.

Por Eduardo Pérez Arroyo

Morelia, Michoacán.— Conocida es la obsesión que durante años mantuvo Andrés Manuel López Obrador con Felipe Calderón Hinojosa. Las pruebas están a la vista: desde la acusación de fraude electoral que difundió desde el 2006 hasta la constitución de su Gabinete Legítimo, concebido básicamente para exponer la supuesta incompetencia del panista. 

Pero la Historia siempre tiene una contraparte.

A juzgar por su recién publicado libro “Decisiones difíciles”, resulta completamente evidente lo que cada vez parece ser más comprobable y verificable: la obsesión del propio Calderón con AMLO.

Para establecer una pugna se necesitan dos. En este caso los dos, López Obrador y Calderón Hinojosa, parecen completamente empeñados en profundizar la pugna. Tanto como para que innumerables periodistas y analistas políticos hayan reparado en el tema.

En la edición de Proceso del pasado 25 de mayo, Denisse Dresser —una de las tantas plumas que se ha referido en términos negativos al libro de Calderón— expresó:

“Su objetivo central (de Calderón) es argumentar que fue mejor presidente que Andrés Manuel López Obrador. Calderón está tan obsesionado con AMLO como AMLO con él. Bien lo advertía Samuel Johnson: ‘el arte de la política consiste en saber quién odia a quién’. Y Felipe escribió cientos de cuartillas para explicar por qué odia a Andrés”.

El contenido del libro lo confirma. Hay para todos los gustos: desde el análisis imparcial, fundado en la exposición de hechos concretos, hasta señalamientos graves.

Ocurre, por ejemplo, en la página 83 (versión digital):

“María, mi hija, esperaba con Margarita y unos amigos en una antesala del Comité Nacional. Cuando bajé al salón principal a tratar de neutralizar las mentiras de AMLO en los medios, Margarita me acompañó y María, entonces de nueve años de edad, se quedó ahí, con mis amigos, y exclamó, asustada: “Nos va a matar El Peje”. Así de violentos eran los mensajes y las señales que mis hijos recibían de López Obrador y sus seguidores (…) No puedo olvidar el daño que la irresponsabilidad de López Obrador causó no sólo a mis hijos, entonces niños inocentes, sino a todo México. Es incalculable”.

En todo libro es posible establecer con cierta exactitud cuáles son los temas que más apasionan a su autor mediante la simple constatación de las veces que se mencionan. En este caso, para cumplir ese objetivo lo más sensato es dejar que el propio libro hable y evitar intromisiones externas más allá de estas palabras preliminares. Fue así que hicimos el ejercicio de identificar y exponer cada una de veces en que se menciona a López Obrador. Sin mayor intervención. Apenas nos remitimos a exponer la cita y la página (en la versión digital del libro) en que aparece.

¿El resultado?

Las frías cifras también comprueban que “Decisiones difíciles” se trata, básicamente de un ajuste de cuentas con AMLO.

Hay al menos (es posible un margen de error en el conteo) 86 alusiones a Andrés Manuel López Obrador. De estas, al menos 12 son neutrales (porque solo se remiten a describir o son citas de terceros respecto de AMLO), y al menos 50 están destinadas a descalificar a AMLO.

Como referencia: la palabra “Madrazo” —el tercero en la disputa presidencial del 2006— aparece 8 veces; la palabra “Cárdenas”, 5 veces; y “Peña Nieto”, 16 veces. 

En su libro el expresidente Felipe Calderón recuerda viejas rencillas, narra hechos desconocidos, cobra cuentas pendientes (Ricardo Anaya, Manuel Espino, Gustavo Madero), omite circunstancias (Guardería ABC, Genaro García Luna), critica la actualidad política y otorga su particular visión de la historia reciente. Y por todo eso —por la posibilidad de dar cabida a nuevas lecturas entre líneas, más allá su evidente debilidad argumental— su libro, quiérase o no, resulta un capítulo interesante en el debate político en México.

Este análisis abarca 350 páginas, desde la 5 hasta la 355. Deliberadamente se omite la parte final, consistente en la carta que el propio Calderón escribió a AMLO una vez que este obtuvo la Presidencia. Tampoco se incorporaron los apéndices o anexos de cualquier tipo. El meollo de “Decisiones difíciles” está en el autoanálisis de la vida de Calderón Hinojosa como presidente, en donde mezcla hechos con análisis personal, y es ahí hacia donde vale la pena apuntar.

Para ordenar la lectura se han separado las alusiones a López Obrador en dos partes: aquellas neutras en las cuales no se hacen juicios de valor; y aquellas en las cuales el objetivo consciente o inconsciente parece ser denostarlo.

El rastreo de datos que a continuación ofrecemos a nuestros lectores no busca poner en duda la veracidad de las afirmaciones de Calderón. Tampoco hacer juicios de valor. Demasiados juicios de valor se hacen desde el periodismo en México. Tras abordar su versión de los hechos, los propios lectores decidirán. Y en el futuro la Historia se encargará de poner las cosas en su sitio.

La intención es mucho más simple y pedestre: exhibir la historia de una obsesión. 

LAS ALUSIONES NEUTRAS

“La elección de 1997 había significado un triunfo en términos de las gubernaturas ganadas y los votos y diputados obtenidos, pero se leía como derrota al considerar el Distrito Federal y el avance del PRD, entonces presidido por Andrés Manuel López Obrador”. Página 46.

“En general, el PAN se unificó sólidamente sin que hubiera mayor necesidad de operar. El panista se sentía con la posibilidad de ganar nuevamente la Presidencia, posibilidad que por dos años se había esfumado ante la abrumadora ventaja que López Obrador mostraba en las encuestas”. Página 65.

“Entre la inercia de la campaña interna y lo cuidado que fue el lanzamiento, en la encuesta que realizó Reforma unos días después me encontraba a un punto de Andrés Manuel López Obrador, un candidato que ya era conocido por todos. Se cerró notablemente la diferencia y, ahora sí, dio inicio la verdadera contienda por la Presidencia de la República”. Página 65.

“El siguiente objetivo era concreto y abrumador: ganar la Presidencia de la República. López Obrador llevaba ya varios años encabezando las encuestas, en algunos momentos por amplísimo margen de más de 20 puntos”. Página 65.

“Cuando aparece la nueva encuesta de Reforma, hacia el final del primer trimestre, la ventaja que llevaba López Obrador sobre el PRI y nosotros ¡era de más de 10 puntos! Se reflejaba ahí lo que las campañas habían sido hasta ese momento: la de López Obrador, una serie de exitosos actos masivos. La nuestra, una cadena de errores”. Página 71.

“Para el 25 de abril las ocho columnas de Reforma informaban: ‘Rebasa Calderón a AMLO’. En efecto, ya no estaba 10 puntos debajo de López Obrador como en la encuesta anterior, sino que ¡estaba tres puntos adelante de él! Treinta y ocho por ciento contra 35. Habíamos dado la vuelta a la campaña”. Página 74.

“A su vez, la campaña de López Obrador, que dispuso de muchos más spots televisivos que la mía, tuvo una intensa publicidad negativa contra mí; recuerdo por ejemplo aquella con la que me atacaban a propósito del Fobaproa. Me acusaban de ser responsable de la quiebra bancaria y del costo del saneamiento del sistema financiero”. Página 75.

“En el tracking (encuesta de seguimiento diario) de la última semana estábamos un par de puntos por encima de López Obrador. Él, en cambio, hizo el cierre de su campaña el miércoles en el Zócalo, en medio de un gran aguacero”. Página 80.

“Las cifras de verdad, producidas por Ana Cristina, eran otras: 34 por ciento López Obrador, 31 por ciento Calderón y 21 por ciento Madrazo”. Página 82.

“Tello continúa su narrativa acerca de lo que ocurrió en el círculo cercano de López Obrador la noche del 2 de julio de 2006: ‘A las 9:21 de la noche, sorpresivamente, el conteo rápido arrojó este dato: AMLO 37, FC 36, y poco después, a las 9:55, este número, increíble: AMLO 36, FC 36. ¡Estaban empatados!’” Página 82.

“Federico me lo dictó desde el templete del Zócalo […] me acuerdo que no le entendía nada. […] Federico sabía, mientras dictaba su texto [titulado ‘Ganó Andrés Manuel, pero el IFE falló’], que la realidad era distinta. Ana Cristina Covarrubias acababa de hablar con él para darle el corte de las 12:15: FC 37, AMLO 36. Por primera vez en su conteo rápido, por primera vez en toda la jornada, Calderón estaba arriba de López Obrador”. Página 82.

“Y con la siguiente casilla, se revertía el resultado: ¡estábamos ya adelante de López Obrador!, una situación que no se revertiría jamás hasta el final del conteo”. Página 86.

“Entre los asistentes estábamos Raymundo Gómez, chihuahuense, del equipo de Luis H. Álvarez; mi hermana Cocoa, que se volvió la gran experta en el acompañamiento de causas ciudadanas por la vía de la resistencia civil; Rafael Landerreche, nieto del fundador del PAN, Gómez Morín, entonces ya radicado en Chiapas y Tabasco, y quien se volvería el estratega de resistencia civil de López Obrador en los años subsecuentes en Tabasco”. Página 87.

 “Entre las tensiones internas del partido y las protestas de Andrés Manuel López Obrador, un día recibí una llamada de Daniel Cabeza de Vaca, quien todavía era Procurador General de la República”. Página 106.

“Enfatizaba Marcelo la imposibilidad de apoyar, desde un gobierno de izquierda y con el compromiso político de sostener las posturas de López Obrador, cualquier medida contra el SME, pero no obstaculizaría, e incluso ofreció apoyo en segunda línea, secundario, de vialidades, etcétera, de la policía capitalina”. Página 162.

“Si Andrés Manuel López Obrador o cualquier otro político hubiera ganado las elecciones en 2006, se habría topado con el mismo problema creciente y las mismas peticiones de ayuda. Y los conflictos territoriales entre grupos criminales tarde o temprano hubieran surgido en varias partes del país, con o sin su intervención”. Página 232.

“Cuando se pusieron en marcha los operativos conjuntos hubo un apoyo generalizado a la estrategia. Gobernadores y alcaldes de todos los partidos, incluido el PRD, entonces amalgamado en torno de López Obrador, editorialistas de la más variada gama, dirigentes y legisladores de varios partidos, todos encomiaban el esfuerzo del gobierno”. Página 263.

“Una vez asumido el cargo, Espino se dedicó a torpedear la acción del gobierno. A veces con cosas totalmente infantiles, como cuando invité a una de mis primeras giras internacionales a los Presidentes de los partidos políticos. Asistieron todos, con excepción de los de los partidos coaligados con López Obrador (PRD, PT y Convergencia) y… el dirigente del PAN”. Página 278.

“Le había aconsejado a Roberto Gil, el coordinador de la campaña (al menos formalmente), que empezaran con actos muy sólidos, seguros, en estados con alta presencia panista, y que las incursiones en los bastiones de López Obrador fueran tiros de precisión y empezaran después”. Página 287.

“Para marzo de 2016 ya aparecía como puntera en la encuesta de Buendía y Laredo: Margarita Zavala 30, López Obrador 25, Osorio 29. Incrementaría su preferencia a 33 puntos en julio. En la encuesta de Reforma de agosto de 2016 también aparecía como puntera: MZ 34, AMLO 32, OCH 18. En otras palabras, si las elecciones a la Presidencia hubieran sido entonces, Margarita Zavala le habría ganado a López Obrador”. Página 300.

“La manipulación burda e inadmisible del padrón a la que me he referido, más la doble y ambigua posición de Ricardo Anaya como presidente del PAN y autoridad máxima del proceso interno, y a la vez como aspirante a la candidatura, lo hacían juez y parte, además haciendo uso y abuso de recursos públicos para alimentar su imagen personal, incluyendo los spots de Acción Nacional a su favor (más de dos millones de spots), evidencia de un proceso profundamente antidemocrático; y ni así podía ganarle a Margarita en las encuestas externas, y mucho menos a López Obrador”. Página 300.

“Nadie quiso a Ricardo como segunda opción en el PRI, y los votos se fueron directamente a López Obrador. Los resultados electorales fueron terribles”. Página 302.

AMLO, EL IRRESPONSABLE

“La discusión fue incómoda, pero la conclusión casi unánime: la publicidad de la campaña debería también reflejar por qué éramos mejores que nuestros oponentes, cuáles eran sus debilidades y qué opinábamos abiertamente de ellos, tanto del PRI como del PRD y sus candidatos. Así se acuñó el eslogan ‘López Obrador, un peligro para México’. Se ha criticado enormemente esta campaña, pero era lo que en realidad pensábamos de él, y considero que, por desgracia, algunas de las cosas que dice y hace parecen confirmar aquel temor”. Página 72.

“Como se había anunciado, López Obrador despreció la convocatoria y no asistió. Ese 25 de abril el debate comenzó con un round de tanteo y en la segunda ronda ya hubo ataques muy directos de todos los participantes hacia mí”. Página 74.

“Aunque se ha criticado mucho nuestro eslogan de ‘Un peligro para México’ —insisto, una verdad de a kilo—, la campaña negativa de López Obrador y el PRD hacia mí fue mucho más intensa, difamatoria y en verdad calumniosa, con un pautado mucho más voluminoso porque conjuntaba el de varios partidos políticos”. Página 75.

“No es lo mismo. Nosotros sí criticamos abiertamente a López Obrador, y con razón. Una campaña negra, en cambio, inventa mentiras y las propala dolosamente, a veces por vías ilícitas o subrepticias; eso nunca lo hicimos”. Página 75.

“El segundo debate estaba programado para el 6 de junio de 2006. Esta vez sí participaría López Obrador —lógico— y eran de esperarse de él varios ataques. Nuestra campaña, por su parte, seguía con mucho éxito y mucha alegría”. Página 76.

“Fue un golpe de suerte, la ironía funcionó y entonces me desentendí de él y me enfoqué totalmente en López Obrador, con quien tomé una actitud mucho más beligerante. Parecía yo el retador, aunque en las encuestas estaba por delante de él. Como era de esperarse y como lo habíamos preparado, López Obrador retomó la línea de ataque de su publicidad negativa diciendo que yo era el responsable del ‘atraco’ del Fobaproa”. Página 77.

“En ella aparecían tanto López Obrador como él dándose la mano y sonriendo. La mostré a la cámara y le dije: Voy a contestar este tema de una vez por todas: miente usted, señor López Obrador, el Fobaproa no fue un problema creado por el PAN, ni tampoco lo firmé ni lo aprobé, usted lo sabe, lo ha reconocido públicamente, incluso lo ha publicado en su libro”. Página 77.

“Una de ellas, a la que hacía referencia López Obrador, tenía contratos con Pemex de tiempo atrás que se venían renovando continuamente, pero propalados muchos años antes de que yo fuera Secretario de Energía. De hecho, yo ignoraba la existencia de esa empresa y su relación con Pemex. Nada tenía que ver, ningún contrato había sido otorgado por mí, ni por mediación o instrucciones mías, como perversamente había afirmado López Obrador en el debate”. Página 78.

MÉXICO, D.F., 06JUNIO2006.- Aspecto de la sala de prensa, en el World Trade Center, en donde se observó el segundo debate entre los candidatos a la presidencia a la República. FOTO: Moises Pablo/CUARTOSCURO.COM

“Su secretaria reaccionó con enorme preocupación: siendo ella tan amable (en verdad lo es), me pedía a gritos que esperara el elevador: ‘No, no, no’, me dijo al verme enfilar a la escalera. ‘No se preocupe —le dije—, son unos cuantos pisos’. Trató de detenerme sin éxito. Al bajar por la escalera, me encontré una sorpresa mayúscula: Bernardo Gómez estaba en el descanso de la escalera, supongo que esperando a que yo bajara por el elevador. Estaba precisamente con… ¡Andrés Manuel López Obrador! Saludé a ambos con un: ‘¿Qué tal, cómo están?’, pero a los cuantos pasos no pude aguantarme y mirando hacia ellos les deslicé un comentario que me pareció simpático y socarrón: ‘Conque negociando en lo oscurito, ¿eh?’” Página 79.

“El feroz pautado de la coalición de izquierda repetía una y otra vez las afirmaciones calumniosas de López Obrador”. Página 79.

“Sólo una tenía una hoja con un diagrama en Power Point que había exhibido López Obrador en el debate, sin sustento ni fuente alguna, pero nada más. Fue un fiasco el teatrito de los perredistas. A partir de ahí nos volvimos a levantar”. Página 80.

“Habíamos solicitado por escrito utilizar el Zócalo para el cierre de campaña el miércoles 28 de junio. Sin embargo, el jefe de Gobierno Alejandro Encinas le contestó al PAN que el espacio había sido solicitado con anterioridad, curiosamente por el propio López Obrador. ¡Qué casualidad!” Página 80.

“Los vítores de esa multitud, transmitidos en vivo en televisión, contrastaban con el frío desplante de las imágenes de López Obrador, solo, sin emoción alguna, formado para votar horas antes en Copilco”. Página 81.

“En el equipo de López Obrador estaban seguros de su triunfo, sobrados, confiados, arrogantes. Durante toda la jornada electoral no se presentaron protestas en ninguna casilla. Ni ese día ni en los subsecuentes”. Página 81.

“Luis Carlos Ugalde, entonces consejero presidente del IFE, escribiría años después, en su libro Así lo viví 3 que ‘el 2 de julio de 2006 el IFE no dio a conocer un ganador porque la elección estaba muy cerrada, a pesar de que Calderón iba ligeramente a la cabeza’. También afirmaría que ‘López Obrador construyó la historia de un fraude que no existió. Tergiversó la realidad y mintió en varios momentos del periodo postelectoral’”. Página 82.

“Pero no lo hizo, con lo cual se permitió que López Obrador manipulara de forma irresponsable la opinión pública, dañara enormemente la confianza ciudadana en el IFE y le hiciera un terrible daño a México”. Página 82.

“Así, sin fundamento alguno y contra lo establecido en la ley electoral, López Obrador salió a anunciar de manera totalmente mentirosa una victoria que no existía”. Página 82.

“A pesar de las evidencias en contra, incluidos los datos de su propia casa encuestadora, López Obrador, a sabiendas de que sus propios datos le decían que había perdido, salía a la plaza a insistir en que me había ganado. En lugar de madurar esa derrota salió a la calle a tratar de incendiar el país”. Página 83.

“Una hora después de los titubeos del IFE y el desplante de López Obrador decidí bajar al salón principal del PAN a confirmar nuestra victoria”. Página 83.

“Hace poco me enteré de una anécdota: María, mi hija, esperaba con Margarita y unos amigos en una antesala del Comité Nacional. Cuando bajé al salón principal a tratar de neutralizar las mentiras de AMLO en los medios, Margarita me acompañó y María, entonces de nueve años de edad, se quedó ahí, con mis amigos, y exclamó, asustada: ‘Nos va a matar El Peje’. Así de violentos eran los mensajes y las señales que mis hijos recibían de López Obrador y sus seguidores. Mi amigo, por supuesto, la consoló y tranquilizó. Esto lo supe muchos años después. No alcanzo a dimensionar el sufrimiento de mi hija en ese momento. Más allá del oportuno consuelo de ese buen amigo, no puedo olvidar el daño que la irresponsabilidad de López Obrador causó no sólo a mis hijos, entonces niños inocentes, sino a todo México. Es incalculable”. Página 83.

“De manera que si López Obrador tomaba vías violentas pretendiendo bautizarlas como resistencia civil pacífica, estaba rotundamente equivocado y lo derrotaríamos de nuevo, ahora en este terreno”. Página 88.

“También busqué dialogar con el propio López Obrador. Personalmente había marcado a su oficina la víspera de las elecciones.(…) No obstante, le dirigí una carta a Andrés Manuel invitándolo a dialogar para encontrar la manera de terminar de forma responsable el proceso y que se respetara la voluntad de los ciudadanos. Él me contestó con un escrito exigiéndome que aceptara que hubiera un recuento total de los votos. Yo le respondí con otra misiva, donde básicamente le decía que no tenía objeción a que se recontaran los votos, siempre y cuando lo autorizara el Tribunal Electoral y que se hiciera en la forma que éste dispusiera. Mis reiteradas invitaciones a dialogar nunca las contestó”. Página 89.

“De hecho, si se hubieran recontado los votos de todas las casillas, la mayoría sin justificación (como lo pretendía López Obrador), se habría tenido que anular la elección, no porque hubiera anomalías, sino porque el recuento en sí mismo habría sido la anomalía”. Página 90.

“Personalmente me presenté al Tribunal Electoral en audiencia con todos los magistrados. Uno a uno revertí los argumentos de anulación invocados por López Obrador y su gente. Señalé sus contradicciones: primero él había hablado de un fraude cibernético, luego dijo que no, que no era cierto, sino que se trataba de un fraude a la antigüita, carrusel, tacos, etcétera. Ninguna evidencia había aportado de eso. ¡Ninguna!” Página 90.

“Es decir, todas las casillas sobre las cuales el PRD tuvo alguna objeción fueron recontadas, ¡todas! Eso a pesar de que durante la jornada electoral ni López Obrador ni los partidos que lo postulaban presentaron ninguna protesta en ellas”. Página 90.

“Más allá de sus virtudes personales, Andrés Manuel López Obrador tiene un perfil profundamente antidemocrático; le niega toda legitimidad a quien discrepa de él: o es parte de la mafia, o es ‘fifí’, o conservador, o corrupto, o todas las anteriores”. Página 91.

“Además del coraje y la pena que daba contemplar tan indigno espectáculo, desde ese día era obvio imaginar cuál sería la estrategia a seguir por parte de López Obrador el 1 de diciembre, día de la toma de posesión: bloquear a toda costa mi acceso a la tribuna de la Cámara de Diputados. A diferencia de la ausencia del Presidente en la entrega del informe, la falta del mismo en la toma de posesión sí tenía una gravísima consecuencia constitucional: si el titular del Ejecutivo no se presentaba a rendir protesta, el Congreso debía nombrar un Presidente interino. Era justamente lo que buscaba quien había sido derrotado en las elecciones: forzar el nombramiento de un Presidente interino”. Página 93.

“Tomar posesión dentro del recinto era una cuestión esencial. Si no rendía protesta ahí exactamente, el Congreso podría nombrar un Presidente interino, consumando con ello el golpe constitucional que estaba fraguando López Obrador”. Página 95.

“Sin ellos hubiera sido imposible tomar posesión el 1 de diciembre, y se hubiera consumado la ruptura constitucional que irresponsablemente preparaba López Obrador”. Página 97.

“En medio de la presión y la incertidumbre marcada por esta información, más el asedio y la intención golpista de López Obrador y sus huestes para desestabilizar al país hasta lograr mi derrocamiento, empecé a preparar el gabinete que me ayudaría a enfrentar los grandes retos del país”. Página 107.

“Antes de que se enfriara la relación constructiva que logramos generar desde el inicio de la administración con el PRI y con otras fuerzas políticas, y a pesar de la abierta estrategia de confrontación y ruptura, incluso golpista del PRD y su entonces líder Andrés Manuel López Obrador, para el segundo periodo legislativo, es decir, antes del primer año de gobierno, la reforma estaba siendo aprobada en el Congreso”. Página 200.

“Por otra parte, las amenazas físicas de sabotaje a la reforma por parte de Andrés López Obrador eran crecientes y cada vez más violentas”. Página 207.

“Desconocer esa alianza no estaba entre las mejores opciones al asumir el cargo de Presidente, dadas las terribles condiciones políticas que tuve que enfrentar en ese momento: López Obrador seguía con manifestaciones cada vez más violentas en las calles con la complicidad del gobierno de la Ciudad de México”. Página 216.

“Cuando anuncié a Josefina Vázquez Mota como Secretaria de Educación (alguien con la capacidad técnica y política para esa tarea) se mostró agraviada e indignada y amagó fuertemente con la ruptura y movilización de los maestros en contra, y aunque ello nunca fue explícito, debería entenderse como una velada amenaza potencial que agregaría capacidad de desestabilización a López Obrador”. Página 216.

“Pero ni en el sexenio de Peña Nieto ni en lo que va del de López Obrador se ha logrado contener la violencia. Todo lo contrario: hoy hay más asesinatos, casi el doble que al final de mi administración, y más violencia que nunca en México”. Página 233.

“Quizá lo que más me asombra es que haya quien siga afirmando que ese gobierno y el que yo encabecé tuvieron la misma estrategia de seguridad. Las cosas se han agravado hoy: recientemente la Unidad de Inteligencia de la SSP, que maneja la Plataforma México, en lugar de perseguir delincuentes demostró estar dedicada a investigar voces críticas al gobierno de López Obrador, y a ‘denunciarlas’, incluyendo una acusación calumniosa sobre mi hijo, en una rueda de prensa presidencial, algo fuera de su función y de dudosa legalidad”. Página 239.

“En un mitin desde el Zócalo, Javier Sicilia y los demás integrantes del movimiento lanzaron un llamado al gobierno federal para sostener un debate público sobre lo que él consideraba ‘la estrategia de guerra’. La invitación —para muchos un desafío— significó para mí una decisión sumamente compleja: ¿qué había que decir? Mi impulso natural era aceptar el diálogo y el debate. Recordé entonces que en 2006 quise dialogar con Andrés Manuel López Obrador después de las elecciones, y nunca aceptó. Ahora sentía las mismas ganas de dialogar con Javier Sicilia y, al mismo tiempo, tenía el temor de que se tratara de una trampa”. Página 261.

“Si López Obrador y la izquierda hubieran decidido jugar un papel constructivo durante mi gobierno, mucho habríamos podido hacer para enfrentar los más poderosos intereses económicos, políticos y criminales que frenan el desarrollo pleno del país. Me quedó claro entonces, como ahora, que ese grupo político, hoy aglutinado en Morena, prefiere pactar con el viejo PRI, que ayudar a México. Esa mezquindad de entonces conlleva una responsabilidad histórica”. Página 267.

“Por otro lado, la presidencia del PAN tomaba una actitud totalmente distinta. Espino prácticamente abandonó la causa desde la semana posterior a las elecciones. Un par de días después de éstas se fue a unas largas vacaciones en Europa, en plena disputa por el proceso — el pretexto era recorrer el camino de Santiago para ‘agradecer’ el resultado electoral—, por lo que tuvimos que hacer frente a la embestida de López Obrador y su intento de desestabilización sin el apoyo del partido, asumiendo todos los costos y riesgos”. Página 277.

“Rafael Moreno Valle fallecería junto con su esposa, Martha Erika Alonso, ya convertida en su sucesora como gobernadora, en un trágico accidente de helicóptero ocurrido ya bajo el gobierno de López Obrador, que la había hostigado aun ya como Presidente constitucional, sin que al escribir estas líneas se hayan establecido las causas y, por tanto, despejado las sospechas”. Página 283.

“Por otra parte, un momento muy importante de mi campaña electoral se basó en comparar a Andrés Manuel López Obrador con Hugo Chávez, a partir de la similitud de sus discursos y desplantes y en particular por el ataque de ambos hacia Vicente Fox, al que ambos públicamente le gritaban ‘Cállate’, aderezado en el caso de López Obrador con el despectivo ‘chachalaca’”. Página 306.

“En lo personal, me gustó mucho el primer discurso que dio el Presidente electo el mismo día de la elección en un hotel de la Ciudad de México. (…) Sin embargo, un par de horas después daría otro discurso, esta vez a sus simpatizantes, en el zócalo de la ciudad, donde develó su agenda clientelar: dinero para adultos mayores, para jóvenes que estudian, para jóvenes que no estudian, dinero para plantaciones masivas, dinero para todos”. Página 339.

“El López Obrador del primer mes como Presidente electo fue sobresaliente. Dijo, en una muestra de autenticidad (¿y de arrogancia?), que quería ser el mejor Presidente de México. Puede serlo —pensé— si hace lo correcto, porque tiene el mayor apoyo político que ningún Presidente ha tenido en casi 40 años. Sin embargo, su perfil cambió rápidamente en los meses posteriores, tornándose cada vez más demagógico, mostrando el perfil agresivo y polarizante que siempre le conocimos”. Página 339.

“Imagino lo que pudo haber pasado con el resto y que mucha de esa probable corrupción con los terrenos pudo haber llegado a los oídos del Presidente electo López Obrador. Pero, cualquier cosa que hubiese ocurrido, el remedio que debió haber puesto su administración era investigar y castigar cualquier acto de corrupción y rescatar o preservar las reservas territoriales que habíamos asegurado para la construcción exitosa del aeropuerto y del nuevo parque, llamado a convertirse en el mayor parque artificial de Latinoamérica”. Página 341.

“Cuando López Obrador insistió en que la consulta la haría a su manera, organizada por las bases electorales en Morena, que aún repetían sus consignas de campaña (entre otras la cancelación del aeropuerto de Texcoco), caí en la cuenta de que había, contra toda racionalidad económica, altas posibilidades de que se cancelara. Así ocurrió”. Página 341.

“Además, la decisión dañó, quizá de forma irremediable, la confianza de los inversionistas en el gobierno de López Obrador. Difícilmente una empresa global invertirá en el largo plazo mientras dure un gobierno que puede cancelar, sin más y de la noche a la mañana, inversiones tan cuantiosas”. Página 342.

“Ciertamente, el conflicto surgió de una política migratoria demagógica e imprudente emprendida por el nuevo gobierno, inducida desde la campaña presidencial. En efecto, López Obrador, como candidato y como Presidente electo…” Página 347.

“El 17 de mayo de 2019, Trump buscó telefónicamente a López Obrador, pero éste no le respondió porque dijo que se encontraba en una zona ‘donde no había señal’. Me parece muy triste que la decisión de prescindir de los medios que necesita un Presidente para estar en posibilidad de comunicarse y actuar en todo momento, incluyendo el uso de avión, helicóptero o teléfono satelital —decisión tomada por demagogia y cálculo electoral—, lleve a López Obrador al total aislamiento”. Página 347.

“Como señaló Jorge Suárez-Vélez: ‘Cuando Turquía accedió a ser receptor de migrantes sirios, porque Grecia carecía de la estructura para recibirlos, la Unión Europea les dio 6 mil millones de euros (130 mil millones de pesos) para invertir en las condiciones necesarias para albergarlos. López Obrador comprometió nuestro dinero para dar a decenas de miles de centroamericanos alimento, refugio, salud y educación, más de lo que muchas comunidades de México reciben’”. Página 349.




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