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ESPECIAL // El inservible modelo de salud de Michoacán frente a la otra pandemia: VIH

Texto: América Juárez Navarro
Fotos: cortesía de Colectivo Diversidad Sexual

Morelia, Michoacán.- En el 2009 la epidemia de la influenza H1N1 acabó con la vida de Ángel, quien sufría de VIH. Las complicaciones por esta enfermedad, y la negativa de recibir atención médica de un hospital privado de corte religioso, terminaron por agravar su condición y enviarlo al Hospital Civil. Ahí fue recibido luego de una queja que tomó la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

A más de 10 años de la epidemia de la influenza, el escenario no ha cambiado. La pandemia de COVID-19 complicó la aplicación de pruebas rápidas para la detección de casos de VIH en la población, y los nuevos casos por esta enfermedad podrían ser muy superiores a los reportados por autoridades de salud, coinciden en señalar organizaciones de la sociedad civil.

La pandemia desnudó el inservible modelo de salud, la estructura burocrática y la falta de acciones preventivas contra esta enfermedad que en los últimos cinco años ha cobrado la vida de más de 20 mil personas en el país. La tarea de prevención y detección oportuna del VIH-SIDA quedó evidenciado: ha sido un proceso llevado desde la sociedad civil organizada. Colectivos como Responde Diversidad A.C, y Diversidad Sexual, así como agrupaciones trans en Michoacán, eran quienes salían a las calles a distribuir y ofrecer pruebas rápidas. La pandemia ha frenado sus esfuerzos, que aunque siguen, han sido más complejo.

En Michoacán existe un organismo estatal que depende del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA, y un departamento estatal e Enfermedades Trasmisibles de la Secretaría de Salud. Pero durante la pandemia no se han visibilizado acciones para la prevención y atención oportuna del VIH-SIDA. La enfermedad, pese a ser considerada una pandemia, no ha tenido ni los reflectores ni la atención del COVID-19. Incluso se han dejado de lado las acciones preventivas, lo que podría disparar los casos.

Datos duros

De acuerdo con el reporte de Vigilancia Epidemiológica de casos de VIH/SIDA en “México, Registro Nacional de Casos de SIDA”, desde 1983 hasta el 2019 eran 210 mil casos notificados ante las estancias de salud, de los cuales 82.2 corresponden a hombres y 17.8 a mujeres.

De los casos notificados de VIH y SIDA que se encuentran vivos según estado de evolución registrado, se detectaron 178 mil 310. Mientras, en casos nuevos detectados en el 2018 fueron 17 mil 183, y en el 2019 13 mil 876. Los estados que concentran la mayor cantidad de casos de VIH y SIDA son: Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Morelos, Baja California, Colima, Veracruz y Tabasco.

En este reporte llama la atención que los casos de SIDA —es decir la última etapa de infección por el virus del VIH— tuvo su mayor repunte en el 2018; fue superior en más de dos mil casos en comparación con el 2017, lo que explica el aumento de esta enfermedad en el país.

La principal vía de contagio sigue siendo la sexual, y el mayor grupo de edad con mayores contagios por esta vía son los que se encuentran en los rangos de edad entre los 30 y 34 años. Le siguen los de 25-29, y en tercer lugar los que tienen entre 35-39.

Para Michoacán, en el periodo comprendido de 1983-2019 los casos de esta enfermedad en hombres han sido de 5 mil 500 y las mujeres mil 177, con un total de 6 mil 677. En la entidad, al igual que la tendencia nacional, los casos de SIDA en el 2018 aumentaron, al presentar 291 casos en comparación con los 257 identificados en el 2017. Los municipios con más casos fueron Lázaro Cárdenas, Morelia, Apatzingán, Uruapan y Zamora.

Las cifras negras que nadie dice…

A decir de Daniel Marín, de Responde Diversidad en Michoacán, la situación es más compleja de lo que parece. La pandemia agravó un escenario que nadie ha previsto, y los casos nuevos de VIH se han dejado de detectar porque no se están dando las pruebas rápidas.

Con ello coincide Raúl Martínez, del Colectivo Diversidad Sexual: la pandemia dejó de lado la detección de casos y las pruebas bajaron a la mitad.

Daniel Marín señaló que a esto se suma que al menos de los casos que ellos han dado seguimiento, 25 enfermos de VIH abandonaron sus tratamientos. La situación empeoró con la pandemia al no poder acceder por falta de recursos económicos. En Michoacán, aseguró, hay hasta noviembre del 2020 un total de 237 casos de VIH nuevos. Sin embargo, estos podrían no reflejar la realidad de lo que se vive en la entidad, pues la sociedad civil organizada que salía a las calles hacer las pruebas no lo está haciendo y se desconoce cuántas está aplicando la Secretaría de Salud.

“Lo que presumo es un poco las dificultades. El modelo de detección se debilitó la entrega de insumos para la prevención de VIH”, indicó Daniel Marín, que expresó que la situación ha sido compleja porque el personal que se tenía para la atención del VIH fue destinado atender COVID-19. Asimismo, la estrategia de entrega de condones, lubricantes y pruebas rápidas que generalmente no se tienen ahora escasean más, ya que las asociaciones de la sociedad civil las conseguía para acercarlos a las poblaciones y ahora se debilitó poderlos entregar personalmente. Y la falta de movilización impactó directamente en la disminución de pruebas rápidas: Responde Diversidad realizaba de 80 a 100 pruebas al mes, y bajó a 10.

Raúl Martínez admitió que la mayoría de las clínicas dejó de atender y realizar servicios de detección bajo el pretexto de no movilidad. Esto ha generado que no se hayan aplicado pruebas rápidas, lo que podría disparar los casos de VIH y de enfermedades en general de trasmisión sexual en el 2021.

“La Sociedad Civil no ha podido parar. Los albergues siguen funcionando, pero algunos eventos por la pandemia no se han hecho. Nosotros hemos detectado algunos casos positivos que nos han solicitado la prueba”, comentó, y expuso que durante la pandemia la organización que preside ha aportado 30 casos nuevos. Pero los 237 casos detectados por la Secretaría de Salud es la cifra más bajar reportada desde el 2007.

Los representantes de la sociedad civil organizada alertan de un problema más grave: no solo es la ausencia de campañas preventivas, sino el impacto que tendrá en el aumento de casos de VIH y el descuido de las acciones estratégicas en materia de salud integral, es decir, atención psicológica, seguimiento y medicamentos, e inclusive kits.

“En Michoacán la agenda de salud pública, tanto de la Secretaría de Salud del Estado o en el caso de Gobierno Federal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) e ISSSTE, el tema no es prioritario, pese a que es una pandemia con igual impacto o daño que el COVID- 19”.

La discriminación…

La otra cara del VIH es que en Michoacán la discriminación, los estigmas y prejuicios contra los portadores de VIH siguen presentes. Aun a 38 años de haber sido detectado el primer caso de VIH en el mundo.

Lejos de la información y de las instituciones creadas para denunciar esta clase de conductas, la población sigue sin acudir a las instituciones públicas para denunciar estos casos.

De acuerdo con el director del Consejo Estatal para Prevenir y Eliminar la discriminación y la Violencia en el Estado de Michoacán, Alberto Hernández Ramírez, pese a que el Coepredv ha generado acciones conjuntas con la sociedad civil para promover la cultura de la denuncia, esta no ha sido suficiente.

A la fecha, detalló, este Consejo ha recibido solo dos quejas por el tema específico de VIH. Se ha tenido por otros conceptos, pero en el caso de las personas portadoras de VIH que acudieron a la Secretaría de Salud se le negó alguna atención. Los datos, admitió, distan mucho de la realidad, pues las encuestas aplicadas por parte del Coepredv revelan que la denuncia no representa ni el 1% de los actos de discriminación.

“Las personas que tienen esta condición de salud se cohíben para hacer saber a los demás que tienen esta condición. Se debe a los estigmas que hay en la sociedad, y eso limita que presenten la denuncia. La pandemia aleja a la población de las instituciones, aunque tenemos abierto el servicio de queja”, admitió el director de Coepredv.

A esto se suma una débil legislación en materia de salud, y especialmente en atención al VIH-SIDA.

Tras un análisis de las 32 entidades federativas centrado en su legislación en materia de salud y los apartados que destinan a la atención al VIH-SIDA, se ven importantes limitantes. Solo 12 estados tienen conceptos amplios e integrales, mientras que el resto las observa de manera limitada.

En el caso de Michoacán, junto a otras entidades federativas prácticamente no establece un apartado sobre la atención a esta enfermedad, salvo la de notificar al sector salud su presencia. En igual situación están Tlaxcala, Querétaro y Baja California Sur, mientras que Aguascalientes, Baja California, Campeche, Ciudad de México, Colima, Jalisco, Morelos, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco y Tamaulipas tienen apartados con acciones preventivas en el embarazo, responsabilidad de que los establecimientos autorizados de tener a la venta condones, y acciones en centros penitenciarios y migrantes, entre otros.

La Ley de Salud de Michoacán carece de elementos que permitan dar una atención eficaz al padecimiento del VIH-SIDA, garantizar el acceso a medicamentos, promocionar una cultura de legalidad y respeto irrestricto a los derechos humanos, generar condiciones de acceso a los tratamientos para las personas con discapacidad o de las comunidades originarias, establecer la atención perinatal del VIH para garantizar a que los nuestros niños y niñas puedan vivir una mejor calidad de vida o incluso que no contraigan la enfermedad, así como considerar la salud sexual y reproductiva como parte integral para prevenir el VIH.

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