Por Metapolítica
En este 2021, México sumó 16 años continuos de ascenso en la temperatura, toda vez que de acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en nuestro país el calentamiento está por encima de la media mundial. Si en 1985 el promedio de temperatura a nivel nacional era de 20.4 °C, en 2020 fue de 22.4 °C. La tendencia de aumento es clara desde hace décadas, pero la curva ascendente se vuelve más pronunciada desde 2005. Además, los últimos seis años han sido los más calurosos de los que se tiene registro en el país.
Los efectos del calentamiento global en nuestro país se constataron en los sucesos derivados de los climas extremos: en abril México sufrió una sequía histórica que vació las presas de la mayor parte del país y dejó imágenes como la del lago de Cuitzeo, en Michoacán, ya con la mayor parte de su cuenca erosionada; pero apenas unos meses después, una feroz temporada de lluvias dejaba graves inundaciones en el Estado de México, Jalisco y Chihuahua y desbordaba el río Tula, en Hidalgo, dejando un rastro de destrucción y decenas de muertos. México siempre ha estado expuesto a fenómenos extremos, pero el cambio climático está aumentando su frecuencia y severidad. El 2021 lo está demostrando, según consta en un reportaje publicado por el diario español El País.
El rotativo ibérico emprende una investigación en el marco de la participación de nuestra nación en la Conferencia del Clima de las Naciones Unidas (COP26) que se celebra en Glasgow (Reino Unido) hasta el 12 de noviembre. Los periodistas de El País destacan que el incremento de la temperatura, propulsado principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero que genera la quema de combustibles fósiles, es el indicador más certero de esta transformación planetaria.
Si bien de forma histórica –destacan–, México es un país cuya geografía y geomorfología ha sido moldeada por el clima, al tratarse del quinto país más megadiverso (ambientalmente) del mundo, es uno de los países más vulnerables ante el cambio climático debido en buena parte a sus características geográficas –como sus más de 15 mil kilómetros de costa, pero también aporta su granito de arena al calentamiento global: es uno de los 15 mayores emisores de gases de efecto invernadero con el 1.47% del total mundial y la petrolera estatal, Pemex, se sitúa entre las diez empresas más contaminantes del mundo, y a mayor quema de petróleo, mayor aumento en las temperaturas.
Michoacán, en la mira
En el caso de Michoacán, que es una de las entidades que son reservorios de agua dulce, la explotación de los recursos naturales, en especial derivado del crecimiento del cultivo del aguacate, también está en la mira del INECC. El Atlas Nacional de Vulnerabilidad al Cambio Climático indica que ya suman 1.5 millones de hectáreas de bosques destruidas por diferentes factores que, a dos décadas, ya empiezan a cobrar factura con problemas ambientales. La tala clandestina, el cambio de uso de suelo, incendios forestales y otros fenómenos siguen devorando los bosques del estado.
El problema es bastante agudo, ya que las hectáreas destruidas ya representan el 50% de la superficie boscosa del estado de Michoacán en un periodo no mayor a 20 años.
En Michoacán, la causa principal de la contaminación ambiental está en las llamadas fuentes móviles. El transporte, y en general el tránsito de automotores, genera el monóxido de carbono que se fija en la atmósfera y que nosotros respiramos, lo cual afecta nuestra calidad de vida.
Diariamente circulan por las calles del estado alrededor de 2 millones de vehículos, principalmente en la zona metropolitana de Morelia (que conforman este y los municipios de Álvaro Obregón, Charo y Tarímbaro), donde se concentra el mayor padrón de los mismos, con más de 700 mil unidades; esto quiere decir que es ahí donde se encuentra la mayor contaminación del aire en la entidad.
Asimismo, nuestro estado ha perdido alrededor del 40% de su superficie forestal, de acuerdo con datos dados a conocer por la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático (Semarnacc); un estudio elaborado por investigadores y estudiantes del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM (CIGA), bajo la coordinación de Jean-Francois Mas, señala que entre 2004 y 2007 se perdieron en promedio 6 mil 600 hectáreas de bosque por año, mientras que en el periodo 2007-2014 la pérdida se registró a un ritmo de 3 mil hectáreas anuales.
El estudio del CIGA intitulado Monitoreo de la cubierta del suelo y la deforestación en el Estado de Michoacán: Un análisis de cambios mediante sensores remotos a escala regional” señala la pérdida de bosques de pino en los municipios de Taretan, Uruapan y Ziracuaretiro para establecer huertas de aguacate, mientras que en Aquila y Chinicuila se observan importantes procesos de deforestación relacionados con la implementación de pastizales.
El estudio de Impacto del cambio de uso de suelo forestal a huertos de aguacate publicado por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), señala que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no ha autorizado solicitudes de cambio de uso de terrenos forestales a uso agrícola o pecuario en Michoacán desde la década de los 90.
Lluvias cada vez más densas
El diario El País destaca que hasta octubre de este año se habían consumido por el fuego 617.142 hectáreas de bosques en México, casi el doble que, durante todo el año anterior, según la Comisión Nacional Forestal. Mientras la sequía abrasaba más del 80% del territorio de México en marzo pasado, un incendio consumía 7 mil hectáreas de bosque en los estados de Coahuila y Nuevo León. Un mes después, un fuego descontrolado consumía cientos de hectáreas en Tepoztlán, uno de los pulmones verdes de Morelos. Las previsiones futuras no son más optimistas.
“A medida que las temperaturas se elevan, la atmósfera es capaz de retener mayor cantidad de agua. Por ello, la probabilidad de que ocurran lluvias mucho más intensas se multiplica. En otras palabras: la misma lluvia que caía poco a poco a lo largo de un mes, ahora puede caer en un lapso de horas, generando inundaciones instantáneas que pocas veces estamos preparados para soportar”.
Para traducir en números este fenómeno: el impacto económico de los desastres en México –principalmente hidrometeorológicos– aumentó 200% en 2020 hasta superar los 31 mil millones de pesos (unos mil 530 millones de dólares), según el Centro Nacional de Prevención de Desastres. Las inundaciones en Tabasco de ese año fueron las más destructivas en términos económicos, con unas pérdidas de unos 13 mil 500 millones de pesos (más de 650 millones de dólares).
“Lo que pasa en muchas partes de nuestro país es que a lo mejor la precipitación total que recibes en un año no varía tanto, pero los eventos de precipitación extrema son más y están acompañados de periodos más largos de sequía. Eso lo que nos está complicando mucho es la administración del agua”, destaca un estudio del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM citado por El País. De hecho, el noreste de México ya encadena tres años consecutivos con sequías extremas.
Si bien es muy complicado asociar un evento extremo en específico con el cambio climático, en lo que coinciden los expertos es que la recurrencia y la ferocidad de los desastres en México se está acelerando por el calentamiento global. Un ejemplo claro son los huracanes que azotan al país en la temporada de lluvias, que debido al aumento sostenido de las temperaturas tienden a ser de mayor categoría.
“Hay dos razones para esto: el hecho de que la atmósfera pueda retener mayor cantidad de vapor de agua es una de las condiciones que favorece la formación de los ciclones tropicales. La otra es que la temperatura de la superficie del mar ha venido aumentando, lo que también propicia la formación de huracanes”, explica el diario español.
Tan sólo en 2020, la temporada de ciclones tropicales en el Atlántico rompió récords al sumar 30 de estos fenómenos. Las tormentas de todo tipo se han hecho más frecuentes en México según los datos del Centro de Investigación para la Epidemiología de los Desastres, que recoge datos de más de 22 mil catástrofes puntuales de tamaño notable en los últimos 120 años; es decir, no recoge necesariamente todos los desastres, pero sí dibuja la tendencia de los más significativos, inequívoca en las últimas tres décadas.
Estrés forestal en Michoacán
Investigaciones conjuntas de académicos mexicanos, canadienses y estadounidenses prevén que, aun cuando no cambie el ciclo de lluvia, los bosques estén sujetos a tales “niveles de estrés” por el calentamiento, que prácticamente mueran en los próximos 80 años debido a plagas, menor crecimiento y esterilidad.
Esto pasaría en la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, donde hay oyameles con las puntas secas “porque no tienen suficiente agua”, explica Cuauhtémoc Sáenz Romero, titular de la investigación internacional y miembro del IIAF-UMSNH, y añade que en Michoacán ya hay casos de muertes forestales masivas.
Hasta ahora, se prevé un aumento de 2 °C y hasta 4.5 °C en la temperatura para 2060 (Sáenz Romero et al., 2010), dependiendo de los índices de emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Sáez Romero estima que entre 1990 y 2015 la temperatura aumentó 0.8 °C. “Esto es, en promedio, casi un grado más por día, 365 °C al año. Ejemplo, tome una planta y vea el efecto de una semana y de un año bajo un sol más intenso: el tiempo de exposición es lo que cuenta”.
La Comisión Forestal de Michoacán cuenta actualmente con un Inventario Estatal Forestal y de Suelos (IEFyS), que permite disponer de información geográfica y estadística precisa, fidedigna y vigente de los recursos forestales en Michoacán.
Gracias al mismo, sabemos que en 20 años la entidad perdió 1.3 millones de hectáreas forestales, a un ritmo anual de 66 mil hectáreas, debido principalmente al Cambio de Uso de Suelo Forestal, la tala clandestina, los incendios y la disminución en la recarga de mantos acuíferos.
Las áreas más afectadas son la zona de la Mariposa Monarca, la Región Hidalgo, el área de “Los Azufres”, la Meseta Purépecha y la Franja Aguacatera, que abarca más de 14 municipios.