Una prohibición global de las importaciones podría afectar de manera más significativa especialmente a los países europeos y en menor grado la economía estadounidense.
Las reformas prevén hasta 15 años de cárcel para quien propague información con la que se busque “desacreditar” a las fuerzas armadas del país, y otra castiga los “llamados a imponer sanciones a Rusia”.
“Estados Unidos no irá a la guerra con Rusia”, dijo en conferencia de prensa el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, pero aclaró que se encargará, junto a sus aliados, de que Ucrania dé pelea.
El presidente ucraniano se posicionó en torno al ataque de los rusos a la Catedral de la Asunción en Járkov. “Es uno de los monumentos ortodoxos más antiguos de la ciudad y de Ucrania. Es un lugar sagrado. Pero Dios ve y responde a todo. No hay búnker para sobrevivir a la respuesta de Dios”, aseveró el mandatario.
Rusia ya controla las instalaciones nucleares ucranianas de Chernóbil, y tenía días acercándose a Zaporiyia. El hecho tiene especial relevancia en la invasión que ordenó el presidente Vladímir Putin, en tanto sus tropas atacan otras ciudades del país.
Los gobiernos de ambas naciones acordaron establecer corredores humanitarios para la evacuación de civiles y la entrega de alimentos y medicinas. Anuncian además una tercera ronda de negociaciones.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos criticó al Gobierno de Rusia por poner en alerta sus armas nucleares. La invasión a Ucrania, dijo, “abrió un nuevo y peligroso capítulo de la historia mundial”.
El presidente de EUA, Joe Biden, “tiene experiencia y sabe que no hay alternativa a las sanciones, sino la guerra mundial”, declaró el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov. “Rusia tiene muchos amigos y no puede ser aislada”, advirtió.
“Cualquiera que pueda unirse a la lucha contra los ocupantes, debe hacerlo. La decisión no fue fácil, desde un punto de vista moral, pero útil desde el punto de vista de nuestra protección”, dijo Volodimir Zelenski.