“Ni Estado liberal, ni Estado neoliberal, construyamos un Estado social democrático y de derecho con políticas de Estado a corto y mediano plazo, donde todos los actores sociales, económicos y políticos participen en su diseño, teniendo consensos mínimos para que de ahí se parta en la construcción de este futuro y el primer piso es ser actores verdaderamente democráticos en todos los espacios colectivos”.
“La salida es progresista y ello implica pedagogía del diálogo, convencimiento, acuerdos, consenso, no sólo entre los partidos, sino también con los agentes sociales y económicos, que pase a ser política de Estado y no sólo del gobierno en turno. La salida es por la izquierda porque la derecha ya mostró y está demostrando que su fracaso está frente a nosotros”.
Las sociedades viven cambios de fin de época que esté tocando fondo y lo duro de estos cambios es que pegan en el bolsillo de los ciudadanos, y en México no es la excepción. Al parecer, no se ha entendido que los problemas sociales se resuelven con democracia social, Estado de derecho y sociedad participativa.
Se hace necesario ampliar el proceso de toma de decisiones en la definición, diseño y ejecución de esta política pública que tiene impacto en cada uno de los ciudadanos de nuestra región y, por lo tanto, podría ser muy beneficiosa si representara los verdaderos intereses de nuestras sociedades.
Los posicionamientos que ha realizado a lo largo de estos tres años hacen ver que la política exterior de México es nacionalista y hasta cierto punto conservadora, ya que no aborda los desafíos que tenemos actualmente como parte de la región, los organismos internacionales como la ONU, el FMI o la OEA
El actuar del gobierno de nuestro país en el concierto de las naciones no es un actuar fuera de los principios y valores de política exterior que están consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y que fueron replicados en nuestra Constitución con el argumento de mantener un prestigio y un reconocimiento.
Se observa tanta mezquindad en los actores políticos en nuestro país que ante una guerra como la que hoy se vive en la Europa del Este no sean capaces de respaldar la posición del Gobierno mexicano y de más de 190 países y hacer un llamado conjunto al fin de la guerra y un llamado a la paz y a la solución negociada del conflicto.
A lo largo de la historia, y aún en nuestros tiempos, el populismo como categoría de análisis de la ciencia política ha observado y analizado la narrativa y el discurso propio de los dirigentes, organizaciones y gobiernos que lo caracterizan.
Es importante dejar muy claro que para caracterizar un gobierno populista se requiere de un análisis serio y responsable de la personalidad del liderazgo y de su forma de gobierno, la trascendencia de sus actitudes y el impacto de sus políticas.
El pasado 5 de febrero, en la fundación que dirijo comenzamos un curso de formación política-ideológica, y nuestro objeto de estudio fue y es el populismo. El curso es, sin duda, un buen ejercicio de reflexión y memoria histórica, conocimiento actual y previsión hacia el futuro.