Al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy Brey, le preocupa las políticas planteadas por el nuevo gobierno de Estados Unidos hacia México. No es para menos, las empresas españolas han invertido miles de millones de dólares en nuestra nación, la cual está entrando en una zona de turbulencia.
Existen indicios de que se ha empezado a perder la confianza de las inversiones, el crecimiento económico apenas alcanzaría el 1.49 por ciento. Tales circunstancias podrían terminar arrastrando al país peninsular que intentar salir de la recesión.
Detrás de la solidaridad de Rajoy Brey, existen intereses económicos que se encuentran amenazados ante la posición adoptada por la administración de Estados Unidos. El mandatario español le apuesta a convertirse en el puente entre ambas naciones para que prevalezca un clima de diálogo constructivo y respetuoso.
Por su lado, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, valora el gesto, aunque Rajoy no sea sincero, ya que actualmente se encuentra aislado y no es querido por sus gobernantes. Curiosamente este acercamiento se da en el marco del 40 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre las dos naciones.
Bajo esta misma lógica, la Unión Europea y México se proponen dar un acelerón a su acuerdo de libre intercambio. Se relanzará el diálogo con dos rondas negociadoras que se celebrarán antes del verano: una primera entre los días 3 y 7 de abril y una segunda entre 26 y 29 de junio. El giro comercial de la UE hacia nuestro país tiene algo de oportunismo, el acercamiento estaba en la agenda de los europeos y se había detenido sin explicación. Ahora Bruselas quiere aprovechar para mandarle un mensaje a la administración de Donald Trump.
El mandatario estadounidense no ha dejado de dar duros golpes a la economía mexicana desde su llegada al despacho Oval. Los mexicanos continúan recibiendo malas noticias, la inflación será de 5.25 por ciento, una previsión que supera la de 4.13 por ciento calculada en diciembre por el Banco de México; a esto se añade que habrá un menor crecimiento. Vale la pena recordar que en 2016 la inflación fue de 3.1 por ciento. El malestar está a flor de piel.
En este contexto, el Gobierno Federal rema contra corriente y hasta el momento su mejor aliado ha sido la iniciativa privada. Como muestra de ello, ambas partes lanzaron una campaña para pedir a la población consumir lo “Hecho en México”, independientemente del origen del capital con que se produzca. El problema es que no estamos en los años cuarenta, cuando todo lo que se exportaba se producía íntegramente en México. El Estado fue desmantelado. Dependemos de las remesas procedentes de EE UU y la petrolera estatal, Pemex, también está en jaque.
De este modo, la administración peñista inicia el proceso formal de consultas durante 90 días que guiarán la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El 80 por ciento de las exportaciones mexicanas tienen como destino final Estados Unidos y Canadá. Sufriría una merma sustancial si el republicano cumple su amenaza de renegociar o, lo que es peor, romper el TLCAN vigente desde hace más de dos décadas. Esto llevaría al país a un terreno inexplorado.
Los tecnócratas mexicanos están ofendidos con el presidente Trump, desearían no sentarse a renegociar nada de la versión actual del acuerdo. Les gustaría que fuera una modernización que se centrara en asuntos como el transporte o el comercio electrónico, que no estaban cuando fue firmado, en 1994, por el entonces mandatario Carlos Salinas de Gortari, quien nos hizo creer que habíamos alcanzado el primer mundo.
Hoy estamos al borde del abismo.
España tiembla con el muro | Héctor Tenorio
