Los mexicanos se empoderaron por primera vez en este siglo cuando decidieron hacer pleno ejercicio de la ciudadanía digital y convertirse en activos prosumidores. Independientemente de su condición social, edad, género y grado académico, demostraron una vez más que los postulados de McLuhan siguen vivos y que los medios, son una extensión del ser humano, y por tanto afectan la percepción y modifican la realidad.
El sismo del pasado 19 de septiembre marcó una nueva fase en la sociedad mexicana porque en unos instantes la solidaridad se convirtió en la causa común de millones de mexicanos y la voz de la gente ajena al gobierno, grupos políticos y otras organizaciones retumbó en el país.
Las redes sociales se convirtieron en una herramienta invaluable para la organización ciudadana y la comunicación, rebasando por mucho las acciones gubernamentales y políticas, que quedaron en el desprestigio, burla y en indignación.
Hoy los ciudadanos digitales, tienen influencia social y credibilidad, incluso más que muchos actores de la vida política. Y es que el ciberciudadano entendió que las pantallas tecnológicas ocupan un lugar predominante en nuestras vidas porque son una extensión de la persona mediante la que se expresan, manifiestan y exigen cambios. A través de las pantallas, la ciudadanía modifica la realidad, es decir, mediante el celular, la computadora y la televisión transformamos el entorno.
Durante muchos días se escuchaba decir entre sectores políticos, organizaciones civiles y gubernamentales que era la era de los ciudadanos. Pero del dicho al hecho había mucho trecho, al menos entre quienes ostentan el poder y a quienes los ciudadanos les demostraron que efectivamente es la era de los ciudadanos.
Aunque ya se habían visto algunos destellos de movilización ciudadana en años anteriores que lograba influir en las decisiones de la vida pública, hoy por hoy, los ciudadanos han tomado el timón del barco, apoyándose en el ciberespacio para manifestar amplia y claramente su descontento hacia el gobierno en todos sus niveles, instituciones gubernamentales y grupos políticos. Les dijeron ¡Basta! Y además les exigieron dejar su estatus quo de privilegios y están tomando las riendas para cambiar el destino del país.
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