No solo en México la corrupción es una característica de la clase política de primer nivel. Uno de los asesores en su momento más cercanos al presidente de Estados Unidos, Steve Bannon, está hoy acusado de defraudar a cientos de donantes durante una campaña de recaudación.
Tras las acusaciones de AMLO, la empresa brasileña Braskem de inmediato inició una ofensiva mediática destinada a proteger su reputación. La asonada contó con el apoyo directo de periódicos como Milenio, y fue difundida a través de twitter por el expresidente Felipe Calderón. Pero un documento oficial desbarata toda la trama: en octubre del 2019 un informe de la Cámara de Diputados de Brasil estableció que Braskem sí entregó el dinero para los sobornos que Emilio Lozoya Austin habría repartido a honorables adalides de la derecha mexicana.
El primer ministro británico lanzó la semana anterior un programa para motivar a los ciudadanos a ejercitarse más para combatir la obesidad y enfrentar mejor un posible contagio de COVID-19. Una realidad a la cual México debiera permanecer muy atento.
Puede parecer un contrasentido, pero en realidad se trata de una propuesta muy seria: el decrecimiento económico podría ser la vía para mejorar las condiciones en la cuales viven millones de seres humanos en el mundo.
La vacuna rusa Sputnik, difundida con júbilo por el gobierno ruso, no es segura de usar y puede provocar diversas afectaciones al cuerpo. La información da un serio traspié al triunfalismo del presidente Vladimir Putin.
Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Suiza (que no es parte de la UE), los países supuestamente desarrollados, presionan al gobierno de México para evitar las alertas de salud entre sus habitantes. El origen de la pugna proviene del etiquetado que desde octubre de este año deben llevar todos los alimentos procesados que se venden en México.
China y Brasil, dos gigantes de la economía y la geopolítica mundial, se han enfrentado en una pugna a propósito del coronavirus. ¿El motivo? Los alimentos.
La vacuna supuestamente más avanzada del mundo para combatir el COVID-19 estará en manos mexicanas y argentinas y ayudará a América Latina. Una iniciativa loable, que sin embargo, no se trata solo de solidaridad.