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UNAM: 19S fue 30 veces menor al de 85

El Instituto de Geofísica de la UNAM hizo un comparativo, precisamente, sobre estos movimientos telúricos y vamos a platicar con Raúl Valenzuela Wong, él es investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
P: Maestro, ¿cómo está? Buenos días, gracias por tomar esta llamada.
Raúl Valenzuela (RV), investigador del Instituto de Geofísica, UNAM: ¿Qué tal? Buenos días, a sus órdenes.
P: A ver, cuéntenos, una cosa que nos llamó la atención poderosamente de este comunicado de ayer fue que el sismo de este 19 de septiembre, con las consecuencias que hemos visto fue 30 veces menor al sismo del 19 de septiembre de 1985. ¿Cómo miden esto y qué significa esto? ¿Significa que un sismo 30 veces mayor pues hubiera tenido consecuencias similares a las de 1985?
RV: Bueno, sí, esencialmente, el sismo de 1985 fue un sismo de magnitud 8.1 y lo estamos comparando contra el de 19 de septiembre de este año que fue de 7.1.
Por las características de la escala que nosotros usamos para medir la magnitud del sismo, cuando aumentamos en una unidad el tamaño del sismo, como en este caso, entre la diferencia del 7.1 y 8.1, estamos hablando de que el sismo mayor libera 30 veces la energía que el sismo más pequeño o, dicho de otra forma, para liberar la misma energía que un sismo de 8.1, necesitaríamos 30 sismos de magnitud 7.1.
Obviamente, en este caso particular los daños en la Ciudad de México se deben a que este sismo de este año tuvo su epicentro muy cercano a la Ciudad de México, en los límites entre Puebla y Morelos, aproximadamente a 120 kilómetros.
En contraste con el sismo de 1985, el cual tuvo su epicentro, más o menos, como a 350 kilómetros de distancia de la Ciudad de México y que este epicentro se encontraba, se encontró frente a las costas de Michoacán, cerca del puerto de Lázaro Cárdenas.
Entonces, al encontrase en una mayor distancia, las ondas recorren, precisamente, una distancia mayor y van perdiendo parte de su energía, entonces, ésa sería en sí la diferencia.
P: En el caso de las ondas, ustedes hablan sobre esta percepción que hubo, pero ¿qué hay ya en la parte científica? ¿Cómo se explica esto de las ondas? ¿Unas más superficiales y otras de Tipo A? ¿Qué quiere decir esto?
RV: Sí. Cuando se produce un sismo, éste genera ondas de diferentes tipos, de manera general o sencilla, nosotros como sismólogos las dividimos en dos tipos, unas que llamamos ondas de cuerpo y otras que llamamos ondas superficiales y cada una de éstas, a su vez, está subdividida también.
Entonces, estás hablando, aproximadamente, de cuatro tipo de ondas básicos y cada tipo de onda tiene ciertas características en cuanto al tipo de movimiento que va a producir y eso también se junta con la distancia a la cual se encuentra el hipocentro de la ciudad donde estamos percibiéndola y también tiene que ver la profundidad del hipocentro.
Entonces todo es una combinación de todos estos factores, los cuales dan como resultado que podemos percibir diferentes tipos de movimiento y para ponerlo en términos un poquito más coloquiales o que la gente está más familiarizada, a veces dicen “es que si el sismo fue trepidatorio o si fue oscilatorio”.
Normalmente, esta información el Servicio Sismológico Nacional no la reporta porque precisamente por la diferencia en distancia y ubicación del hipocentro puede variar cómo se percibe.
Nuevamente, por decir, si estamos hablando del sismo de 1985, éste al encontrarse a una mayor distancia el epicentro de la Ciudad de México, el movimiento predominante en ese caso fue de tipo oscilatorio, que es un movimiento de tipo horizontal, de tipo como si nos estuviéramos meciendo y también con una ligera componente vertical.
Por otra parte, cuando hablamos de un sismo trepidatorio, pues es un movimiento de tipo vertical, es así como de brincoteo hacia arriba y hacia abajo.
Entonces, en el sismo del 19 de septiembre de este año, por su cercanía, del epicentro a la Ciudad de México tuvo contribución más importante de movimiento de tipo trepidatorio.
También es importante mencionar, en el caso del sismo de este año, al tener su epicentro más cercano a la Ciudad de México, las ondas que afectaron a la ciudad tuvieron un contenido de frecuencia más alto que las ondas del sismo de 1985.
Para términos prácticos, esto se traduce en que edificios de menor altura, es decir, más bajitos, fueron más afectados por el sismo de 2017 que el de 1985.
P: Me aterra un poco pensar que el sismo de 1985 fue 30 veces mayor, ¿significa que si tuviéramos un sismo de ocho grados de magnitud más cerca de la Ciudad de México, toda esta idea que tenemos de que ya estamos muy preparados para los sismos se me hace que caería por tierra, no sé qué opine usted?
RV: Sería, sí, sería una magnitud de catástrofe mayor, sí, claro, claro, al liberar tanta energía tan cercana a la Ciudad de México habríamos visto un desastre peor que el que sufrimos el 19 de septiembre de este año.
P: En el caso de todas estas cuestiones que se han manejado en redes sociales, ustedes dicen hay que estar informados, esto, nada de que la bomba de Norcorea o la alineación de los planetas o de que se va a acabar el mundo, lo más importante y lo más poderoso es tener información real, información científica.
RV: Pues yo creo que lo importante es en la medida de lo posible garantizar nosotros que nuestros edificios estén bien construidos.
Realmente, más que preocuparnos por predecir los sismos, realmente, al menos en el caso muy particular de la Ciudad de México, el problema de que un edificio se caiga o no, realmente no es un problema de tipo científico, no es un problema de tipo ingenieril o un problema técnico, realmente para que un edificio resista mejor, pues se necesita tener, a lo mejor, columnas más grandes, más anchas lo cual pues se lleva más concreto, se lleva más varilla y va a ser un edificio más costoso.
Pero digo, realmente, entonces estamos hablando de un problema de tipo económico y de tipo social en el cual pues, como hemos visto, no hemos podido garantizar que los edificios en los cuales, pues ahora sí, que vivimos, vamos a trabajar, nuestros hijos van a la escuela estén suficientemente bien construidos.
P: Hablaba usted de la magnitud que significa la cantidad de energía liberada, tengo entendido que hay otros factores que hay que tomar en cuenta para ver los daños que se hacen, entre ellos, la intensidad y la aceleración máxima, ¿qué nos puede decir?
RV: Claro, cuando hablamos de intensidad, estamos hablando de dos escalas diferentes. Cuando hablamos de magnitud, que normalmente estamos acostumbrados a magnitud Richter y la otra escala es la que llamamos intensidad de Mercalli.
Cuando hablamos de una magnitud de Richter, lo que estamos describiendo de alguna forma es el tamaño de un sismo, ese tamaño del sismo es, por decir, único.
Por ejemplo, a partir de estos sismos que hemos tenido en México, hablando de esta magnitud, por decir, de 7.1 en este caso particular, ese sismo tiene la misma magnitud de 7.1 también en Japón, aunque en Japón no lo hayan sentido.
Por otra parte, la escala de intensidad de Mercalli se da en números romanos y tiene 12 niveles, la del uno hasta el 12. En el caso uno, es un sismo ligeramente o apenas perceptible, hasta el 12, que es, por decir, destrucción total.
Entonces, en ese sentido dependiendo de las características del suelo, dependiendo de la distancia al hipocentro, los efectos en la escala de Mercalli pueden ser diferentes, incluso dentro de la misma Ciudad de México pues vimos zonas que fueron más afectadas, otras que menos, por sus características del suelo.
Pues puede haber zonas en la Ciudad de México en donde la intensidad o de hecho hubo zonas en la Ciudad de México donde la intensidad en la escala de Mercalli fue diferente.
Ahora, más recientemente, a esta escala de intensidad de Mercalli, se ha actualizado, efectivamente, el concepto de las aceleraciones que es qué tan rápido cambia la velocidad en la sacudida del suelo y sí, efectivamente, hemos encontrado que existe una muy buena correlación y se han cuantificado ciertos valores de aceleración que corresponden con los diferentes valores de intensidad en la escala de Mercalli.
P: ¿Todo el tiempo está temblando en el territorio?, porque vemos que en el Sismológico Nacional, si nos echamos ahí una vuelta, un sismo de magnitud de 4.2 en Chiapas hace nueve minutos; otro, hace 49 minutos en el sureste de Salina Cruz, Oaxaca; en Ixtepec, Oaxaca, hace una hora. En fin, tenemos información de que todo el tiempo se está registrando movimiento de la Tierra.
RV: Claro, esto es correcto, inclusive antes de que se produjera el sismo del 7 de septiembre, en Chiapas, de magnitud 8.2, el Servicio Sismológico Nacional reporta alrededor de 50 a 60 sismos diarios.
Digo, hay variaciones, pero normalmente estamos hablando de sismos pequeños, de magnitudes alrededor de tres, de magnitud cuatro, más o menos.
Ahora, en el caso muy particular que tuvimos en este sismo de Chiapas de 8.2, ha tenido una cantidad muy grande de réplicas, estamos hablando arriba de cinco mil y como comentas, cerca de Ixtepec, la parte de Oaxaca, hemos tenido muchas réplicas, las que tú comentas que estás checando en la página del Sismológico.
Esto se debe a que si recordamos, el sábado por la mañana, poquito antes de las 8:00 de la mañana, hubo un sismo de magnitud 6.1, prácticamente abajo de Ixtepec o de Unión Hidalgo en la parte de del estado de Oaxaca.
Este sismo que estamos hablando del sábado, de magnitud 6.1, fue una réplica del sismo del 7 de septiembre, aunque no tuvo el mismo hipocentro. Existe una relación causal entre uno y otro y, efectivamente, cuando hablamos de una réplica estamos hablando de otro sismo, un sismo más pequeño que el primero y, efectivamente, este sismo de 6.1 del sábado a su vez también tiene sus réplicas y ésas son todas las que se han estado reportando recientemente en el Sismológico y que han estado afectando tanto también a la población, principalmente, del sureste de Oaxaca, en el Istmo de Tehuantepec.
P: Pues doctor Valenzuela, yo quiero agradecerle que nos haya ayudado a comprender mejor los sismos.
Para nosotros es muy importante pues dejar de lado los mitos, que no tiene nada que ver con el eclipse de Sol, no tiene nada que ver con que esté enojado Dios, éstas son las realidades.
RV: Es correcto. México es un país sísmicamente activo; en México siempre ha temblado, va a seguir temblando y caray, pues puede ocurrir en cualquier momento, así como lo hemos visto…
P: Oiga, ¿es verdad que tuvimos en 1787 un sismo de 8.6?
RV: Sí, es importante mencionar, pues en 1787 no teníamos todavía los sismómetros, no se habían inventado.
La descripción de este sismos está basada en registros históricos de los daños que se han sentido y una de las cosas que se sabe es que comparado con otros sismos que ocurrieron en Oaxaca, por decir, en Oaxaca capital, la intensidad ahora sí que estamos hablando de Mercalli, la fuerza de la sacudida, la magnitud de los daños, fue mucho mayor que cualquier otro sismo que se haya registrado históricamente en Oaxaca antes o después.
Inclusive también hubo un tsunami o maremoto en las costas de Oaxaca que abarcaron prácticamente toda la costa del estado de Oaxaca, una distancia de aproximadamente 450 kilómetros, que es algo que tampoco está registrado históricamente para ningún otro sismo.
Entonces, con base en estos datos, en esta descripción histórica de los daños es que se estima la magnitud de ese sismo en 8.6. Pues con base hasta donde nosotros sabemos, hemos podido trabajar o inferir este dato es correcto.




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